El empresario Pepe Roselló rinde homenaje al célebre diseñador Giorgio Armani, fallecido el pasado 4 de septiembre, con quien compartió su amor por dos islas mediterráneas, Ibiza y Pantelleria, que fueron fuente de inspiración y punto de encuentro de intelectuales y artistas, reunidos en torno al mundo de la moda; la arquitectura, el diseño, la música o la innovación.
«En 1972 emprendí un viaje en coche hacia Génova con mi amigo Vicente García de la Torre. En Milán nos alojamos en el hotel Mediolanum y allí nos recomendaron el espectáculo musical del Ricky Bar. Justo en la mesa de al lado, estaba Giorgio Armani, junto a Italo Araldi y Giannino Tenconi. Lo que empezó como una agradable conversación se convirtió en amistad, hasta el punto de que les invité a visitar Ibiza. Se alojaron en los apartamentos Sol y Soñar de Sant Antoni. Uno de los días alquilamos un llaüt y nos fuimos a Formentera. Allí todos se quedaron muy impresionados con ses Illetes. Giorgio Armani me manifestó aquel día que habría sido un sueño para él tener allí su casa», recuerda el empresario ibicenco.
Evoca una época dorada, en la que afirma que «llevábamos el nombre de Ibiza por el mundo. Así se propiciaban encuentros y amistades que, después, se convertían en proyectos de vida». Muestra una fotografía, en la que aparece Pepe Roselló, junto a Giorgio Armani, Carlos Criado y Juan Arenas, en la discoteca Space.
Explica que «en los años 70, Armani ya empezaba a dar forma a la estructura identitaria de la marca junto a Sergio Galeotti, su colaborador, en Milán. En la Vía Sant Andrea creó su negocio, junto a otras tres marcas, ensambladas en esta historia y que después tuvieron un impacto mundial. Una de ellas era Barba’s, la tienda de camisería y complementos, cuyo propietario era Italo Araldi, junto a su socio, Massimo Lucarini. Estando yo allí, Massimo me preguntó: «¿Ibiza? ¿dónde se encuentra esta isla?». Años después, Massimo era ya el propietario del restaurante Dos Lunas, en Sant Antoni».
Roselló destaca que «a pocos metros de Barba’s, donde también se vendían en exclusiva las colecciones de Armani, se encontraba la tienda de Fendi y muy cerca, Hermés y Sarah Pagano, que es quien se ocupaba de la bisutería y la ornamentación exclusiva de las colecciones de Armani. Este cuarteto, que se caracteriza por un portentoso talento, busca un nuevo destino como lugar de ocio y reposo. De esta forma llegan a Pantelleria, donde este grupo de artistas no encuentra límites para la creatividad. A todos ellos se unía Giannino Tanconi, médico y musicólogo, una de las mayores autoridades del mundo sobre la historia de la ópera».
Para Pepe Rosellló, la isla de Pantelleria también se convirtió en el lugar de encuentro, donde la amistad de este grupo se mantuvo a lo largo de la vida, siempre con el Mediterráneo y la programación del Teatro de La Scala, como referencias: «La arquitectura, un medio ambiente extraordinario y la búsqueda constante de la originalidad tuvieron un refugio estable en Pantelleria, un lugar recóndito y volcánico, que nos proporcionaba armonía y que también atrajo a grandes figuras, como el maestro Ricardo Mutti con su esposa o al arqueólogo Massimo Osanna, director del Museo Arqueológico de Italia», añade Roselló.
En el homenaje a Giorgio Armani, el empresario ibicenco recoge las palabras del diseñador en las que confesaba que amaba la isla de Pantelleria porque representaba «la libertad; la serenidad, un puerto escondido que funciona como apoyo firme a la cotidianidad, un microcosmos que funde la luz, el sol de África y el mar, un mundo de contrastes que ofrece visiones múltiples que cambian y giran, caminando solo unos pocos kilómetros».
Una despedida al rey de la moda, que ha vestido a las personas más elegantes del mundo, en la que Pepe Roselló rinde tributo a su figura y a su legado: «Su universo de belleza fue el Mediterráneo. Le inspiró la espuma del mar, con la oscilación de colores desde el beige, al gris, pasando por el blanco. Los azules y los profundos verdes, que cambiaban con las luces del día. Los colores de los volcanes, desde el negro intenso o el gris plata, pasando por el plomo, las cenizas o la paleta de ocres, junto a los rojizos, las lavas oxidadas, el marrón terroso o el azufre. Armani transformó el paisaje de Pantelleria en un imperio de suavidad, fuerza y sobriedad, envuelto en la luz de las rocas y el abrazo del mar. Eligió Pantelleria durante más de 30 años, por esa armonía que unía almas y desencadenaba emociones. Giorgio Armani supo transformar el Mediterráneo, desde Ibiza a Pantelleria, en historia de la moda».