Desde lo alto del recinto amurallado de Dalt Vila, junto al baluarte de Sant Pere se da el pistoletazo de salida con el que comienzan a andar - e incluso a correr, los más atrevidos- hasta llegar a su destino, cerca del Teatro Pereyra. Un camino que a priori podría parecer fácil, pero que presenta una dificultad añadida muy importante: los participantes han de llegar derramando la menor cantidad posible del líquido que porta la copa que llevan sobre una bandeja.
Y es que la Ibiza Tray Race, que ha celebrado su primera edición este lunes por la mañana, ha sido una pequeña carrera, de unos quince minutos de duración, con la cual se ha tratado de encontrar al mejor camarero y camarera de la ciudad de Ibiza.
A su recorrido, la gente que paseaba por las calles del centro histórico de la ciudad se ha sumado a animar y a aplaudir a los camareros que, a toda prisa, intentaban mejorar los tiempos de sus rivales para hacerse con el reconocimiento y con el premio económico, dotado con hasta 400 euros.
Cada quince segundos partía un nuevo participante de una competición que, por apenas media hora, ha tenido a Dalt Vila atendiendo el devenir de camareros que, por una vez, no se dirigían a atender una mesa, si no a una meta que les recibía con aplausos.
Con esta competición se ha dado por inaugurada la Cocktail Week 2025, con la que los profesionales esperan «crear comunidad» en el sector.
Semejante gilipollez