El festival continuó ayer en Sant Josep con una programación doble en el Auditori de Caló de s’Oli y el escenario Venice Bay, en la que se alternaron la cercanía de los conciertos de tarde con la energía desatada en la noche.
La segunda jornada del Sonorama Goes to Ibiza volvió a demostrar la fuerza de la propuesta musical y cultural que este año desembarcó en la isla. El público disfrutó de un día que comenzó a plena luz del día en el Auditori de Caló de s’Oli y culminó ya de noche en el escenario Venice Bay, donde se sucedieron actuaciones de gran diversidad estilística y un ambiente cada vez más multitudinario.
Una mañana de música en el Auditori
La actividad arrancó al mediodía con Ricardo Moya, que aportó su particular tono entre la comedia y la reflexión, marcando un arranque distendido para la jornada.
Después, los ibicencos Stone Corners desplegaron su rock potente y conectaron con un público que se entregó desde los primeros acordes. A primera hora de la tarde, la voz luminosa de Gara Durán conquistó con un repertorio intimista, y el bloque en el Auditori se cerró con el directo de Denisdenis, cuyo sonido experimental puso la nota alternativa antes del salto al escenario principal.
Venice Bay: el gran escenario
Ya con el sol bajando, se abrieron las puertas de Venice Bay. Los primeros en tomar el relevo fueron los locales Morning Drivers, que encendieron el ambiente con un concierto cercano y enérgico.
Uno de los momentos más especiales de la jornada llegó poco después con Hinds en formato acústico, que demostraron la frescura de su propuesta en una actuación íntima muy celebrada.
A media tarde, Santero y Los Muchachos desplegaron su rock luminoso y vitalista, seguidos por la elegancia de Travis Birds, que cautivó con su voz y carisma mientras caía la noche sobre Sant Josep.
El cierre corrió a cargo de Carlos Ares, que firmó un concierto vibrante y emotivo, consolidándose como una de las grandes revelaciones del festival. Entre cada actuación, los Chinches DJ’s mantuvieron la energía alta con sesiones que animaron a bailar sin pausa.
Un día de contrastes y celebración
La jornada ofreció un recorrido sonoro lleno de contrastes, desde la proximidad acústica hasta el despliegue eléctrico de las bandas principales. El público, que acudió en gran número a ambos recintos, celebró una segunda jornada marcada por la diversidad, la calidad artística y un ambiente que confirmó el acierto del festival en su primera edición ibicenca.