La crisis habitacional que sufre Ibiza se cuelga, literalmente, en los tendederos de Can Jordi Blues Station. Este miércoles 22 de octubre, a las 19.00 horas, se inaugura allí la exposición ‘Ens fan fora’, una instalación fotográfica colectiva y anónima que nace del taller de fotografía impartido por el prestigioso fotógrafo Juan Luis Rod durante las Jornadas Desobedientes de Mal del Cap ‘Resistències llogateres’ el pasado año.
El proyecto, desarrollado por un colectivo anónimo, toma como punto de partida la invisibilización de quienes se ven obligados a abandonar la isla por no poder hacer frente a los precios del alquiler. Las fotografías, también anónimas, se presentan en un formato muy particular: toallas colgadas a modo de tendedero, cada una de ellas impresa con frases y testimonios reales extraídos de medios de comunicación sobre experiencias dramáticas vinculadas a la crisis de vivienda en Ibiza.
Antes de llegar a Can Jordi, estas toallas aparecieron el pasado domingo en la playa de ses Figueretes, sorprendiendo a los vecinos, que pudieron leer los mensajes mientras el mar y el viento servían de testigos. Allí estaban las toallas, pero no las personas que tuvieron que marcharse. Permanece el testimonio, pero no la gente. De ahí el título y lema de la exposición: ‘Ens fan fora’.
La muestra, que podrá visitarse hasta el 1 de diciembre, es una instalación fotográfica que combina imágenes y palabras como herramientas críticas para denunciar una situación estructural que afecta cada vez a más residentes de las Pitiusas. A través de escenas cotidianas, gestos, miradas y silencios, el colectivo propone un viaje visual que invita a la reflexión y a la empatía.
«La vivienda no es un bien de mercado, es un derecho fundamental. Y hoy, en Ibiza, ese derecho se está vulnerando por la especulación inmobiliaria, la falta de regulación y los desequilibrios del mercado inmobiliario», señalan desde el colectivo.
'Ens fan fora' es, en definitiva, un grito silencioso que une arte y denuncia social. Una exposición que, desde la intimidad de cada historia personal, pone el foco en un problema colectivo: el desarraigo de quienes se ven expulsados de su propio hogar.