El día de Todos los Santos y el día de los Fieles Difuntos, 1 y 2 de noviembre, son fechas marcadas en la tradición católica. El 1 de noviembre se rinde homenaje a aquellas personas que han terminado su vida terrenal. Una celebración que también sirve para poner sobre la mesa alguno de los postres más populares de la repostería ibicenca, como los panellets y bunyols, además de algunos añadidos contemporáneos como son los muffins.
Centenares de personas acudirán en estos días a comprar alguno de estos pequeños tesoros tan propios de la festividad de Tots Sants. Las pastelerías de la isla vivirán uno de sus momentos de mayor afluencia de gente en búsqueda de unos panellets que llevan esperando todo el año. Y de ello puede dar buena cuenta Gonzalo González, propietario de La Canela, uno de esos lugares a los que tanta gente acude en busca de estos dulces tan ansiados.
Y es que hasta 300 kilogramos de mazapán se preparan en La Canela para realizar estos panellets. Tal y como explica Gonzalo, cada vez los hay de más tipos, «desde los tradicionales, que son los de piñones, hasta los más nuevos, que los hay de todo tipo de sabores, como fresa o chocolate». Sin embargo, como es habitual, lo clásico sigue siendo lo más buscado.
Productos de temporada
Estos dulces, pese a que su origen no está claro, se elaboraban con los productos de temporada. Ypuesto que el otoño es tiempo de calabazas, también se le puede añadir a los panellets, así como las almendras y los piñones, productos imprescindibles para su elaboración.
Su elaboración es relativamente simple, pero requiere de destreza. Lo primero, explica Gonzalo, es moler la almendra y el azúcar. De ahí sale el mazapán, que se rebaja con huevo para que esté más jugoso y se aromatiza según el sabor. Al clásico, el de piñones, se le añade limón, vainilla y canela.
Esa unión de masa con los aromatizantes se estira y se corta en pequeñas unidades, las cuales se redondean, se les da forma y se le añaden, en este caso, los piñones. Una vez elaborados, se hornean a alta temperatura pero durante un corto periodo de tiempo para que los ingredientes no se quemen en el proceso.
Pero no solo los panellets son los protagonistas de esta fecha, también lo son los bunyols, que se dividen en dos tipos, explica Gonzalo: los clásicos y los de viento. Estos segundos, menos tradicionales en Ibiza, reciben ese nombre porque apenas pesan nada tras su elaboración y, precisamente por ello, se rellenan ya sea con nata, crema, trufa...
En cuanto a los tradicionales, los que sí son un viejo conocido de la repostería ibicenca, en La Canela preparan cada año unos 150 kilos aproximadamente de masa. Esta masa está formada por harina, huevo, un poco de azúcar, rayaduras de limón, anís en grano -conocido como batafaluga- y aroma de limón. «Se amasa, con una forma líquida, y se le pone leche y levadura, para que esta última haga su trabajo y coja forma. Cuando la masa ya tiene forma, esta se va estirando y cortando en trozos. Se le hace una ajugero en el medio y luego los buñuelos pasan a una freidora de aceite, no muy potente. Se sacan, se escurren y se pasan por azúcar», explica Gonzalo, sobre el proceso de elaboración de estos dulces.
Hasta aquí es lo que todos, de una manera u otra, conocemos. Sin embargo, con la proliferación de las fiestas y tradiciones importadas desde la cultura anglosajona a través de la celebración de Halloween, se han popularizado cada vez más dulces como los muffins.
«Estos muffins no son más que una especie de magdalenas decoradas con chocolate de color, en este caso naranja, para que se asemejen a una calabaza. Cuando se le pone el chocolate, antes de que se enfríe, se colocan las figuras para que no se despeguen. Con las tartas de chocolate se hace algo parecido, y nos lo piden mucho», detalla Gonzalo.