Son las 12 de la mañana del 31 de diciembre, pero en Sant Jordi ya han sonado las doce campanadas. Y es que ya se ha convertido en tradición que la gente del pueblo pueda comerse las uvas de forma adelantada, en un ambiente que «hace pueblo y que es muy guay».
Las dos últimas ediciones estuvieron marcadas por las malas condiciones meteorológicas, pero este año, el 31 de diciembre ha estado marcado por un sol radiante que ha permitido a todos los vecinos que se han desplazado hasta las casetas disfrutar de un ambiente festivo en el que el cotillón, los gorros de Navidad, y las uvas (o lacasitos) han sido los grandes protagonistas.
Paqui Serra, es la presidenta de la Asociación TDAHEF, y lleva toda la mañana haciendo los preparativos para este gran evento, «con el deseo de que este año el tiempo nos respete». «Aún así, el tiempo no es excusa. El año pasado estaba la carpa llena de gente y nos lo pasamos muy bien también», explica Paqui. «Además es un evento solidario, que esto gusta aún más a la gente y se hace por una buena causa», añade mientras sigue vendiendo uvas y cotillón.
«Llevo toda la mañana preparando la sangría para después de las uvas. La gente está deseando tomarla», explica Esperanza Sala mientras prepara la bebida en una de las casetas. «Es uno de los eventos más esperados, esto se va a llenar de gente», explica. «Además, esto no acaba con las uvas, porque luego la gente come aquí, y se alarga hasta las 17:00 horas por lo menos», expresa Claudia Prats desde otra caseta en la que prepara bocadillos para que la gente coma a mediodía. «Hoy toca doble ración de uvas, pero a mí me encantan así que genial», dice.
Todo esto ha pasado la carpa de Sant Jordi, donde también se ha realizado un taller de deseos. Allí todo el mundo ha podido acudir para escribir sus mejores deseos y colgarlos de los árboles. «Y siempre se cumplen», dice con orgullo Silvia Sánchez, encargada de este puesto. «Los más grandes piden salud y que todo vaya bien, y los más pequeños piden cosas como ser futbolistas, tener un perro o juguetes», expresa.
¡12 uvas y empieza la fiesta!
Cuando faltan 5 minutos para las 12:00 horas, la carpa de Sant Jordi se empieza a abarrotar. Se explica el funcionamiento de las campanadas, que se harán al son de la campana de la iglesia y a falta de un minuto, suenan las campanas previas, a las que seguirán las campanadas de la Iglesia de Sant Jordi. Se hace el silencio y solo se escucha a gente contando en voz alta el número de campanas que suenan. 1, 2, 3… y hasta doce, y una vez finalizan el pueblo estalla de alegría. Empieza a sonar música de Navidad, la gente canta, baila, se abraza y celebran el Año Nuevo a mediodía.
Jaume Tur es una de las personas que han acudido a estas campanadas adelantadas y lo vive como «una gran iniciativa del pueblo, sobre todo para que los más pequeños puedan disfrutar del día». «Haremos doble campanada si mi hija aguanta hasta las 00:00 horas, esperemos que sí», explica Jaume. «Al 2026 solo le puedo pedir salud y alegría», concluye.
Las campanadas de Sant Jordi son un evento para disfrutar en la mejor compañía. Así lo hacen Rubén y Cesáreo Romero, padre e hijo, quienes lo viven «con alegría y emoción» y con el deseo de que «el 2026 sea mucho mejor». «Hoy aguantaremos hasta las campanadas y mucho más, hasta los churros», expresa Rubén mientras sonríe con complicidad con su pariente.
Sin embargo, la persona que más alegría tiene en este evento tan especial en Sant Jordi es Javi Torres, quien ha acudido a las casetas de Sant Jordi con su gorro de «el Grinch». «Estos eventos hacen pueblo, la gente está contenta y uno pasa un buen rato. Es precioso ver a tantas generaciones del pueblo de Sant Jordi juntos», expresa con mucha alegría. En la mano, Javi tiene su cotillón todavía cerrado, pero no tarda ni diez segundos en abrirlo, quitarse su sombrero, y ponerse el gorro de fiesta, un antifaz, y un collar. También saca su matasuegras y lo hace sonar en repetidas ocasiones. «Ahora ya si que lo tenemos todo preparado para despedir el año bien. Yo solo pido que todo siga igual que ahora, salud y alegría», concluye Javi.
Un 2026 con alegría
De esta forma se ha preparado Sant Jordi para empezar el 2026 con alegría: pidiendo deseos que «siempre se cumplen», brindando por tener una gran salida y entrada de año, y sobre todo con ganas de disfrutar del día a día y que «todo siga yendo bien».