El pasado martes la consellera de Medi Ambient, Silvia Tur y María del Mar Yern, jefa de Servicio de la empresa concesionaria del suministro del agua potable Aqualia, informaron a los medios de las dos averías y el fallo del sistema de telecontrol que produjeron cortes en el suministro de distinta intensidad durante cuatro jornadas y que afectaron a más de 1.000 usuarios.
La mayoría de los consultados por PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA coincidieron en la falta de información, en los trastornos a la hora de realizar las tareas domésticas o darse una ducha.
Para Marian que vive en Sant Francesc y trabaja de camarera, «como no sabíamos cuando se iba solucionar y al principio qué era lo que había pasado, no podías programar nada, ni siquiera lavar la ropa o ducharte para ir a trabajar».
También otros vecinos de ses Bardetes y la Savina, apuntaron que en algunas viviendas el agua solo se cortó unas horas pero al restablecerse el suministro este carecía de presión por lo que «solo salían burbujas y un hilito de agua del grifo, lo que impedía conectar la lavadora o utilizar el lavabo».
La mayoría de los afectados viven en apartamentos o adosados y no disponen de cisternas o aljibes donde recoger agua como sucede en las áreas rurales.
En el caso de bares y restaurantes, los cortes de agua generaron amplios trastornos como no poder cambiar el agua del lavavajillas, limpiar o tener que cerrar los lavabos.
Los vecinos entienden que se trata de averías, pero algunos consideran que se tardó «demasiado tiempo en subsanarlas por lo que no estaría mal recibir una compensación a la hora de pagar los recibos, ya que si no hemos contado con el servicio esas horas sin agua no deberíamos pagarlas».
Por lo que pudimos saber el gasto medio de una familia residente en los núcleos urbanos conectados a la red es de unos 160 euros por trimestre, mientras que los bares y restaurantes invierten entre 500 y 700 euros dependiendo de la temporada.