Esta noche, a partir de las 20.30 horas, el patio del Far de la Mola acoge la presentación del libro La joya expandida que repasa la trayectoria del joyero Enric Majoral (Sabadell, 1949), una de las personalidades más destacadas de Formentera desde que se instalará en la isla en 1971. Allí comenzó su camino tres años después en el mundo de la joyería, de forma autodidacta, diseñando y produciendo sus propias piezas, hasta convertirse en uno de los joyeros más respetados de España, siendo galardonado con numerosos reconocimientos. Ahora, desde hace años, este firme defensor de la herencia histórica que nos han dejado las culturas del Mediterráneo, creador de un lenguaje propio e inconfundible, sigue trabajando cada mañana al lado de su mujer Dolors y su hijo Roc.
—La joya expandida repasa su trayectoria cuando usted sigue en plena forma... ¿Cómo se siente?
—Muy ilusionado. De hecho la idea nació hace tres años de Maia Creus y Martín Azua. Sin embargo desde el principio tenía muy claro que no quería que fuera como los demás. Quería que fuera como una tarjeta de presentación de todo lo que hecho en estos 50 años de trayectoria profesional. Que reflejara lo que hemos conseguido desde que llegamos y empezamos en los años 70 gracias al esfuerzo de todos, incluyendo por supuesto a mi familia.
—Entonces, ¿cómo está estructurado el libro?
—Siguiendo el criterio de Maia Creus y Martín Azua. Yo me he puesto totalmente en sus manos porque todo surgió de manera preciosa cuando un día llegaron a Formentera, pusimos en varias mesas parte de nuestro trabajo y ambos crearon un diálogo con las joyas.
—¿Por eso sus joyas juegan un papel tan destacado en el libro?
—Sí. Las fotografías son preciosas. Además, en las páginas hay textos escritos por Maía a través de una conversación que tuvimos y que grabó. En estos textos se habla de todo un poco, de mis comienzos, de mis fuentes de inspiración, de Formentera... creo que ha quedado realmente bonito porque además han colaborado también Pilar Vélez, directora del Museo del Diseño de Barcelona, o la crítica de arte Pilar Bonet, quien ha analizado la parte más técnica de mi trabajo.
—Escuchándole, se le ve especialmente emocionado...
—Es cierto. De alguna manera una vez que termino una joya y la entrego siento como que ya escapa de mi control. En la mayoría de las ocasiones no se donde termina y con este libro hemos conseguido hacer un resumen de todos estos años. Por eso la idea de que fuera como una tarjeta de presentación que pudiera ser consultada por cualquier persona, viva donde viva.
—Después de tantos años, ¿cuál es su mayor satisfacción?
—Seguir trabajando cada día en mi taller de Formentera. Seguir siendo un privilegiado que puede vivir y trabajar en una isla como esta y además dedicarme a un trabajo tan creativo.
—Su trayectoria ha sido una evolución constante.
—Sin duda. Siempre he pensado que no me podría dedicar a algo que no fuera creativo porque me acabaría aburriendo y eso sería horrible para mí. Por eso, después de tantos años, sigo encontrando tan estimulante mi trabajo, y por eso hemos conseguido que la firma Majoral acabe teniendo un lenguaje propio e inconfundible. Luego podrá gustar más o menos.
—Empezó en Formentera pero dio el salto a Barcelona. Menudo cambio.
—Sí, son dos lugares muy distintos. Pero hubo un momento que creímos necesario montar un taller en Barcelona para no quedarnos anclados en el mercado del turista que te da Formentera. Sentimos que teníamos que dar el salgo a una ciudad donde se da gran importancia a la joyería contemporánea y que recibe tantas influencias de todas partes del mundo.
—Me imagino que supondría un gran reto.
—Claro. Sobre todo hace muchos años cuando Formentera estaba tan lejos de todo. Ahora todo ha cambiado y todos es mucho más fácil. Pero sí, creo humildemente, que afortunadamente hemos conseguido combinar con acierto esa bipolaridad.
—Y no perder su esencia mediterránea.
—Por supuesto. El Mar Mediterráneo siempre ha de estar muy presente en nuestras creaciones aunque no fuera algo buscado en un principio. Yo empecé de modo autodidacta, aprendiendo yo mismo a hacer las joyas, pero viviendo en Formentera todo parecía predestinado a inspirarnos en el mar que tanto nos ha dado.
—Y que parece que no cuidamos lo suficiente...
—Es una pena. Parece que no entendemos que toda la civilización occidental, tal y como la entendemos, nació en buena medida en el entorno del Mediterráneo. Y si hemos llegado hasta aquí es porque somos los herederos de muchas de las civilizaciones que nos precedieron.
—Hablando de cambios. ¿Cómo ve la evolución que ha vivido Formentera desde que llegó?
—La veo bien porque no podemos negarnos a la evolución. Aunque ahora veamos a Formentera como un paraíso, en los años 70 la vida aquí era muy dura. Había que quitar constantemente las piedras de los campos para poder sembrar y la vida en el mar no era fácil. De hecho muchos habitantes de Formentera tuvieron que irse lejos para poder vivir. Cuando yo llegué solo una o dos personas en toda la isla tenían estudios universitarios y ahora todo eso ha cambiado mucho.
—Y a nivel cultural, ¿cómo la ve?
—También muy bien. Tiene un alto nivel cultural, como también de enseñanza y sanidad. Creo que el Consell de Formentera está haciendo un gran trabajo al respecto. Ya me gustaría ver a muchos municipios de España, con el mismo número de población y sin las limitaciones que tenemos aquí, tener el mismo nivel de vida de Formentera.
—¿Ha pasado el riesgo de que muriera de éxito?
—Siempre existe ese riesgo porque estamos invadidos por el mercantilismo. En las Pitiusas desgraciadamente casi todo se hace para ganar dinero sin importar lo que dejamos detrás. Antes era como una lluvia benefactora que regaba los campos y ahora casi es el único objetivo. A pesar de todo, tengo confianza en el Consell de Formentera y en el de Eivissa porque creo que están haciendo un buen trabajo en la parte administrativa. No podemos olvidar que aunque siempre es bueno el crecimiento los paraísos hay que conservarlos y cuidarlos.
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* La joya expandida. Hoy a las 20.30 horas en el patio del Far de la Mola (Formentera). Participan Antoni Taulé, Maia Creu, Valeria del Vecchio y Xènia Fuentes