El joyero argentino Hernán Gustavo Fernández, conocido en Formentera con el nombre artístico de Pitu, se convirtió hace unos meses en nuevo Maestro Artesano de la isla tras superar un examen de conocimientos y una serie de pruebas puestas en marcha por otros maestros.
Se trata de una carta que otorgan el Govern balear y el Consell de Formentera y según explicó el propio Pitu a Periódico de Ibiza y Formentera «supone la culminación a muchos años de trabajo, de investigación y de amor por la artesanía». Además, al ser de ámbito nacional le permite poder ejercer la docencia en artesanía y acceder a algunas subvenciones autonómicas.
Natural de Quilmes
Pitu nació en Quilmes Argentina en 1975 y tal y como aseguró este miércoles a Periódico de Ibiza y Formentera de pequeño «trasteaba herramientas» en el taller de cerrajero de su padre mientras ayudaba en el taller de electricidad de su tío.
Después, se convirtió en un alma inquieta que viajó incansablemente por Sudamérica con su mochila a cuestas, hasta que en el año 2000 aprovechando una beca de la escuela de música se trasladó a Barcelona para estudiar otra de sus pasiones, el saxo.
Sin embargo, cuando llegó el momento de volver a su país, se encontró con la grave crisis política, económica y social que se conoció en todo el mundo como el cacerolazo y por ello su padre le aconsejó que se quedara donde estuviera en ese momento porque todo en aquel momento en Argentina «era un desastre».
Primera etapa en Barcelona
Así que Pitu comenzó a tocar en el Metro de Barcelona mientras elaboraba algunas pequeñas joyas de forma artesanal en su casa. En aquel momento recuerda que «no tenía punto de venta» pero que sí organizaba reuniones en las panaderías cafeterías «que entonces estaban muy de moda» y como allí vendía sus creaciones «a amigos y conocidos».
Fue precisamente en aquellos en Barcelona cuando conoció a su actual mujer, Flor, con la que actualmente comparte la vida, la casa, dos hijas nacidas en Formentera y el negocio: «Es una vendedora increíble porque, entre otras cosas, ella siempre ha estado en contacto con el mundo de la joyería».
A Formentera en 2004
Sin embargo, su vida cambió por completo en 2004 cuando al venir a visitar a unos amigos a Formentera su mujer, nada más bajar del barco, le dijo tan convencida que «quería vivir aquí a cualquier precio» que finalmente acabaron estableciéndose un año más tarde.
En la isla Pitu vio en la joyería artesanal «una posibilidad de ganarse la vida haciendo algo que le gustaba y se le daba bien» pero los inicios no fueron fáciles. El nuevo maestro artesano aún recuerda como al querer montar una parada en el mercado de la Mola y no cumplir con los requisitos establecidos crearon una asociación de artesanos que ya no existe y como llamaron a todas las puertas hasta que finalmente dos años después consiguieron establecerse en este mercado y después también en el mercado de Sant Ferrán por las mañanas.
Desde aquel momento su vida desde el 1 de mayo a mediados de octubre su vida gira en torno a montar y desmontar cada día sus puestos para ofrecer las piezas que crea en su pequeño taller de la Mola desde el primera al último paso. «Nosotros hacemos todo aquí, la liga de la plata, la chapa, el laminado y el resto de trabajos de creación».
Y todo ello teniendo a Formentera muy presente ya que considera a la isla como «una fuente continua de inspiración». Así, entre sus piezas hay joyas que emulan a erizos de mar, otras en las que emplea pequeñas piedras, corales muertos, marés y como desde la ventana de su taller ve una enorme chumbera «también chumberas de plata».