El presidente de los hoteleros de Formentera, Juan Manuel Costa (Ibiza, 1973), desmiente que pasar en agosto tres noches en Formentera esté al alcance de unos pocos privilegiados. Sea por el precio o por otras cuestiones, lo cierto es que el sector turístico de Formentera atraviesa una temporada irregular y la preocupación entre los empresarios de la isla es más evidente cada vez. Formentera cerró el mes de julio con una ocupación hotelera del 85,37%, un 0,6% menos en comparación con 2022.
—En relación a la temporada, ¿qué le están comentando los asociados a su patronal?
—-Lo que es cierto es que es una temporada bastante irregular. Hay altibajos en la ocupación que no suelen ser demasiado normales, aunque es verdad que las cifras de la Federación Hotelera indican que las plazas vendidas en establecimientos hoteleros o en apartamentos turísticos con licencia son similares en número al pasado año. Hemos tenido un mes de mayo ligeramente superior, un junio un poco inferior y un julio con una ocupación similar a la de 2022. Ello significa que se está produciendo un cambio de tendencia en el tipo de viajero, ya que la gente opta por permanecer estancias más cortas y las concentran el fin de semana. Durante la temporada alta, todo más o menos está lleno, pero en temporada baja se nota muchísimo que en fin de semana los establecimientos están muy llenos y entre semana, vacíos y esto se ha acentuado esta temporada.
—Otra patronal como PIME Formentera también expresaba recientemente su preocupación por los resultados de este año.
—Es cierto que la oferta complementaria se está quejando. La preocupación entre los hoteleros también existe y nunca podemos estar tranquilos ante una situación así porque nos puede suceder a nosotros en cualquier momento. Es verdad que hay establecimientos hoteleros que no están registrando la misma ocupación que en 2022. Hay preocupación porque no hay una estabilidad y eso inquieta. Todo lo que sea diferente a lo que estamos acostumbrados nos causa preocupación.
—A comienzos de temporada usted expresaba cierta inquietud por la subida de precios del transporte aéreo, lo que iba a afectar directamente al turista que viaja a Formentera.
—Por supuesto, en los últimos años se han registrado unas subidas de precio muy importantes y los precios en temporada alta, en comparación con otras épocas del año, son claramente superiores. Es algo público y notorio.
—¿Los establecimientos hoteleros también han subido precios este año?
—Sobre ello hay que decir que los establecimientos estamos teniendo la misma media de precios que en años anteriores y no es algo que haya subido mucho. Por tanto, se suben precios en días puntuales y se bajan en otros puesto que es una cuestión de la oferta y la demanda. Si durante un fin de semana hay mucha ocupación, tendremos que subir precios y, si entre semana hay poca, los bajaremos. Es algo normal hoy en día en todos los mercados. Formentera es un destino con un precio elevado, pero siempre digo que no es caro. Es cierto que es un lugar caro para vivir, pero venir a la isla de vacaciones no es caro, aunque tiene un precio alto. Por desgracia, no todos pueden permitírselo con facilidad. Hay que pensar que unos podrán tener un coche muy caro y otros no y usarán otro vehículo más económico. Formentera, en este sentido, es lo mismo, pero el nivel de precios, en comparación con otros destinos, no es que sea mucho más elevado. Estoy cansado de escuchar que Formentera es cara, en absoluto. Todavía sigue viniendo mucha gente con touroperadores o que se aloja en establecimientos con un nivel más bajo y no pasa nada. La isla ha cambiado, pero es que ha crecido la calidad, no sólo el precio. Algunos hoteles han aumentado de categoría porque se han hecho muy buenas inversiones; contamos con una oferta gastronómica buenísima y ¿son restaurantes caros? No, simplemente tienen un precio elevado. También hay empresarios que cometen abusos, con precios elevadísimos para el servicio que prestan, pero pasa en la restauración y en todos los sectores. Por norma general, Formentera, para lo que es, no es cara.
—Varios hoteleros de la isla reconocían recientemente a este rotativo que en pleno agosto registraban días con pocas reservas e incluso con cancelaciones.
—Hoy en día un hotelero ya no puede pensar que el touroperador le llenará el establecimiento. El touroperador ya no está presente en Formentera como estaba antes. Nos habíamos acostumbrado a quedarnos quietos y nos llenaban el hotel. Ahora no, tienes que ir a buscar al cliente y es muy difícil porque hay mucha competencia. Luchamos de tú a tú, con nuestras páginas webs, y debemos estar encima día a día, lo que implica un gran trabajo detrás. El mercado hotelero tradicional que existía en Formentera debe modernizarse en cuanto a la gestión.
—¿Cree que habría que modificar las tasas de ‘formentera.eco'?
—Siempre he dicho que es necesario que nos sentemos el sector privado y las administraciones para definir qué modelo de isla queremos, aunque primero hay que valorar y cruzar todo tipo de datos, como el número de vehículos que entran, hablar de precios y qué tipo de turismo buscamos. Es un ejercicio muy importante que debemos hacer y en estos momentos no me atrevo a decir si hay que reducir o aumentar, aunque existe cierta sensación de que las visitas de un día provocan saturación. También es hora de que se comience a plantear que las conexiones con el exterior, como la línea que existe con Denia, favorezcan también al residente y se mantengan todo el año. En caso contrario, habría que plantearse reducir las frecuencias en época estival, en temporada alta. En cualquier caso, hay que limitar de alguna forma y reducir esta sensación que existe, que es real, y redefinir la estrategia general de la isla de Formentera.
—Y con el cambio de Govern, ¿hay que replantearse el Impuesto Turístico?
—Creo que es algo bastante asentado, aunque sí echamos en falta una gestión de esos fondos. Debemos comprobar que realmente se destinan a mejoras en el sector turístico y que nuestros visitantes pueden palpar que ese dinero está sirviendo para mejorar el destino. Pedimos una mayor exigencia a la Administración a la hora de gestionar las partidas y, por tanto, se podría contar también con el sector privado y que pudiéramos opinar sobre el destino de esos fondos.
—¿Qué le pediría al nuevo conseller balear de Turismo, Jaume Bauzà?
—Somos conscientes de que la Ley turística puede tener cierto margen de mejora y, en este sentido, hay pequeñas cosas que siempre se quedan sobre la mesa y que en Formentera nos reclaman mucho los pequeños establecimientos.
—¿Se han podido recuperar mercados después de la crisis provocada por la pandemia?
—El italiano ha vuelto a recuperar su importancia, aunque posiblemente no habrá llegado a las mismas cifras que antes del Covid. Además, otros mercados más pequeños como el francés o el portugués también están llamando a nuestras puertas. Nunca tendrán el volumen del nacional o el italiano, pero lo importante es diversificar lo máximo posible. La línea que estamos siguiendo es buena, aunque debemos profundizar y definir más estos mercados.