«Jo portava balons blancs i justet i embotonadura, una toca amb flecos blaus i barret de filigrana. Em vaig posar a es portal quan ses al·lotes passaven i totes m'anaren mirant, tan fadrines com casades. I una ja amb els cabells blancs em va fer una ganyada».
Los trajes tradicionales del folklore de las Pitiüses, al igual que la ropa de hoy en día, han estado condicionados por la moda imperante en la época. Los hombres antaño vestían trajes recargados, con distintos complementos que los adornaban y resaltaban la buena planta del que los lucía.
El traje de hombre más antiguo que se sigue utilizando entre los miembros de los grupos folklóricos es el de jaquetó, que corresponde o acompaña al traje femenino de gunella.
El hombre que usa traje de jaquetó, de la cabeza a los pies, va vestido de la siguiente manera. Luce un barret rojo, reversible en negro. De modo que si lo lleva puesto luciendo el color de la grana le quede bordeándolo un ribete negro en forma de media luna de aproximadamente dos centímetros; y viceversa, si lo luce en negro. La camisa es blanca, muy trabajada en la pechera y en las mangas, cuajadas de pequeños pliegues, y con bordados en el cuello y en los puños. En la espalda lleva una pinza que la cruza y la entalla. El cuello, al gusto, podía llevarse tanto pequeño o doblado como alto. La tela de la camisa es siempre trapo fino o hilo.
Sobre la camisa, el pagès lleva un chaleco, justet, con la pecheras negras y adornadas con dos hileras de 12 o 24 botones, «en función del poder adquisitivo del usuario», comenta Xicu Bufí, responsable de la Escuela de Folklore del Patronat de Música. La función de estos botones de filigrana de plata es sólo de adorno, y para abrochar el justet se usan tres botones, que llevan troquelada una estrella. La espalda del chaleco, de trapo o hilo, es siempre blanca y lleva, como la camisa, una pinza que lo ajusta. Para ceñirlo al cuerpo se usa un cinta estrecha y roja. Al cuello, «bien por adorno, bien para proteger la camisa», solía llevarse un pañuelo blanco con las puntas bordadas. «No obstante, en la actualidad, todos los grupos folklóricos han sustituido esta prenda tradicional por los pañuelos que suelen llevar las mujeres en la cabeza, que se llevan atados a la manera cow-boy, aunque con el nudo cayendo en el pecho. De ningún modo estos pañuelos son los genuinos de los trajes tradicionales», apunta Bufí.