Ratón, bits, Windows, o Internet eran términos ajenos al mundo de Peregrina. «Yo sólo buscaba un escape a mi depresión y he descubierto un mundo increíble». Mañana termina su incursión en redes, su condición de navegante, las peleas con el buscador o las preguntas diarias a Carolina, la profesora que, desde el 19 de abril se ha encargado de abrirle una ventana que ahora ella, al igual que sus doce compañeros, se resisten a cerrar. «En septiembre comienzan de nuevo y ya lo estoy deseando», declara. Se despide de la clase con un «feliz vacaciones», periodo que algunos aprovecharán para ahondar en lo aprendido. Es el caso de Carmen que ha descubierto una de las grandes ventajas del correo electrónico: «Puedo escribirme con mi hijo que vive en Barcelona, pero además también he enviado cartas a los periódicos».
Superar la idea de un sector poblacional relegado a obviar los secretos del próximo siglo, dedicado únicamente a jugar a las cartas o a ver la televisión, es uno de los grandes objetivos de una iniciativa, patrocinada por la Fundació La Caixa y que ha venido desarrollándose en el Hogar de la Tercera Edad de Eivissa. Pero además se ha conseguido incentivar, no sólo el afán de superación personal, sino la curiosidad de quién muchas veces cree tener todo tras de sí. El brillo en los ojos de una de las estudiantes al describir su experiencia resumen este sentimiento: «Antes únicamente pintaba rayajos pero, poco a poco, he conseguido hacer dibujos y cuadros».