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Rosario Nadal: «Trabajaré toda mi vida»

Rosario Nadal y su marido Kiryl de Bulgaria descansan en Eivissa junto a sus hijas

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La ex musa del diseñador Valentino, Rosario Nadal, descansa en Eivissa acompañada de su marido, el príncipe de Bulgaria, Kiryl, y sus dos hijas, Mafalda y Olimpia. La familia se pasó ayer una jornada marinera, navegando en la embarcación de Celia Forner y su esposo.

La familia se acercó hasta las costas de Formentera, donde nadaron, pese a que la aparición de unas nubes en el cielo les obligó a volver precipitadamente al puerto deportivo de Marina Botafoch. Todos los ocupantes del barco comieron en alta mar.

A su llegada a Eivissa por la tarde, toda la familia posó amablemente para la multitud de fotógrafos y cámaras de televisión que les esperaban. Algo sorprendente y bastante curioso, sobre todo si se tiene en cuenta que han pasado unos días en Mallorca y han esquivado a todos los reporteros. Nada más llegar al puerto, los jóvenes padres tuvieron que despertar a su hija mayor, Mafalda, quien se echó una larga siesta a bordo. Pese a todo, la niña se mostró muy dulce ante las cámaras. Sin embargo, la palma de simpatía se la llevó Olimpia, quien "al quedarse sola en la cubierta" comenzó a emular los gestos de toda una top modelo. Quizá, decidida a seguir los pasos de su elegante madre, quien hace escasos meses ha dejado de ser la imagen de la firma del prestigioso diseñador Valentino.

Rosario nos comentó que, a pesar de haber dejado de ser la relaciones públicas de esta firma, ella seguirá «trabajando toda su vida», aunque no nos quiso desvelar si tiene o no algún proyecto de futuro. Lo que sí nos aseguró es que está pasando unos días «muy agradables y tranquilos en Eivissa», donde acostumbra a recalar unos cuantos días durante sus vacaciones de verano, que pasa principalmente en la isla de Mallorca junto a sus padres y hermanos. Precisamente, a esta isla espera volver a pasar una semana próximamente y disfrutar de su sencillo apartamento en la Colonia de Sant Jordi, donde pasa totalmente inadvertida, como una vecina más a la que le gusta zambullirse en la pequeña playa.

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