El pueblo de Sant Miquel "en el término municipal de Sant Joan" celebró ayer el día grande de sus fiestas patronales con un éxito absoluto en cuanto a participación.
Los actos comenzaron bien temprano, a las ocho de la mañana, con el tradicional repique de campanas, cuyo objetivo no es sino despertar a todo el pueblo.
A las doce, el obispo de la diócesis de Eivissa y Formentera, Agustín Cortés, ofició una misa solemne en la iglesia de Sant Miquel, que presentaba un aspecto abarrotado por parroquianos y turistas. Al acto asistió la presidenta del Consell Insular, Pilar Costa, el vicepresidente de la institución, Vicent Tur, el alcalde de Sant Joan, Antoni Marí, Carraca, la consellera de Cultura, Fanny Tur y los consellers de la oposición Joan Marí Tur y Catalina Palau, entre otros.
Tras el oficio religioso, todos los feligreses salieron en procesión alrededor del templo con las imágenes de los santos a cuestas; Sant Miquel, como es tradición, iba el último. El intenso calor que apretaba ayer dificultó la travesía a más de uno.
Una vez que las tallas volvieron a su lugar en el interior de la iglesia, tocó el momento de los bailes folklóricos. En esta ocasión, las fiestas patronales contaron con un invitado de excepción: el grupo de baile San Félix, de la localidad asturiana de Valdesoto, que con sus trajes regionales y el sonido de sus gaitas cautivó al numeroso público. Por su parte, el ball pagès corrió a cargo de Grup de Balansat. Tras las danzas, el Ayuntamiento ofreció un convite a todos los asistentes en el que no faltaron ni los bunyols ni la coca.