Rafel, Pilar o Àngeles abandonaron ayer sus cuadernos de multas por una libreta un tanto especial: la de los apuntes. Sin uniformes ni placas, más de veinte policías locales procedentes de todos los municipios de la isla ejercieron ayer como alumnos y ocuparon sus butacas en el aula número cinco del centro Cultural de Can Ventosa.
Margalida Furió y Antonia Bares fueron las dos especialistas en Educación Vial encargadas de retener en sus asientos a los peculiares aprendices y futuros monitores de colegios e institutos. Un paso previo en una carrera cuya meta es la disminución de los accidentes de tráfico y la concienciación en los jóvenes sobre la responsabilidad que les atañe como conductores y peatones.
Se trata de una experiencia -la primera desde el cambio de ejecutivo insular- englobada en una iniciativa promovida por el Govern Balear a través de la Conselleria d'Interior. El objetivo era mostrar a los agentes, colectivo en principio ajeno a la enseñanza y eventuales maestros de colegios e institutos, los diferentes aspectos de la materia que imparten, así como las pautas a tener en cuenta en función de la edad de los chavales a los que se dirigen en cada momento.
Tal y como señalaban las pedagogas desplazadas, el contenido de la clase aborda múltiples aspectos: «Partiendo de conceptos generales en los que tratamos de sentar unas bases comunes entre todos, se aborda el papel de la Educación Vial en el marco de la LOGSE, su relevancia y se dan algunos referentes concretos y prácticos sobre la docencia». Las lecciones se han desarrollado previamente en diversos puntos de Mallorca y hoy se trasladan a Formentera.