Dyango es un gran amante de Formentera; desde hace doce años, cada verano acostumbra a pasar unos días de descanso en nuestra isla donde tiene un numeroso grupo de amigos que ayer se reunieron en el restaurante Costal Azul, en la playa de Migjorn. Tras compartir un jabugo pata negra, una ensalada payesa, un huevo frito obligatorio por persona, Dyango, un invitado más al ágape, no tuvo problemas en explicar su especial relación con la isla.
«Hace doce años que descubrí la isla y puedo asegurar que es uno de los lugares más bonitos del mundo y eso -afirma sonriendo- lo puedo decir después de haber viajado por todas partes», señala. Dyango dice que «si bien he visto cambios en cuestiones de infraestructuras, y que la isla es cada vez más importante y más conocida en el exterior, en lo que no he visto cambios es en la gente que he conocido desde mis primeras visitas a Formentera» y considera que la gente que ha conocido aquí «es muy noble, muy abierta y muy agradable».
Dyango lleva 35 años en el mundo de la música y cuando se le menciona este aspecto, coqueto él, insiste en que «empecé que era joven, muy joven» y desde el principio marcó un estilo con su peculiar voz y su manera de interpretar las canciones. «Hace unos meses presenté mi último disco y ya estoy preparando la grabación, en unos pocos meses del disco número 40 de mi carrera» explica. Cuando se le pregunta si sus hijos van a retirarle del mundo de la canción, debido al éxito que están teniendo en América, Dyango dice «ojalá -y se ríe-, de mis cuatro hijos dos se dedican al mundo de la canción y lo cierto es que les va muy bien. El mayor, Marc Llunas, es un ídolo en Iberoamérica donde ha sido número uno en todos los países de habla castellana, igual que Jordi que ha llegado al número uno en la lista del Billboard en EEUU, y aunque aquí aún no ha entrado del todo, cuando lo haga estoy seguro de que tendrá mucho éxito».