Si para un trabajador español o comunitario encontrar vivienda en Eivissa es un problema, para un inmigrante es un imposible. La responsable de inmigración de CC OO, Carmen Duarte ha constatado la llegada masiva de inmigrantes -sobre todo ecuatorianos- a Eivissa, «porque sus países están empobrecidos, ya que sólo trabajan para pagar la deuda externa» y a un acuerdo establecido en los años 50 entre España, Ecuador, Chile y Perú para facilitar visados.
Los inmigrantes encuentran trabajo, pero no alojamiento. Playas, parques y el albergue de Cáritas se convierten en sus residencias. «La necesidad es tal que hay casos como el de un grupo de ecuatorianos que paga un millón al mes por una casa, a razón de 100.000 pesetas por persona», relata Duarte. Los afectados nunca denunciaran un caso así. «Para ellos es mejor eso que nada», señala. La responsable de inmigración califica la situación como «muy crítica» y exige a las autoridades «un estudio serio de las necesidades de vivienda y que no se dediquen a parchear».
Estos problemas han llegado hasta el concejal de Benestar Social en Eivissa, Santiago Pizarro, que constata ejemplos como el de un grupo de ecuatorianos con trabajo a los que les costó encontrar alojamiento «por sus características físicas».