El que la duquesa de Palma se bañe en aguas de Mallorca es signo más que evidente de que lleva el embarazo muy bien, lo cual queda refrendado viendo a su esposo tan tranquilo, a su lado, ya sea en el agua, ya sea soleándose tras el baño.
Sucedió al mediodía. En la «Llamp», que partió de su base en Portopí, navegaron hasta un lugar de la costa de Poniente no muy alejado de la costa. La calma era absoluta. La mar estaba casi plana como un plato. Apenas se hacía notar la brisa. Y encima, hacía calor. Mientras la infanta doña Cristina permanecía sentada en la plataforma de popa de la «Llamp», Iñaki "con pantalón de baño estampado" se zambullía sin pensárselo dos veces. A tenor del tiempo que permaneció en el agua, seguro que se encontraba a gusto me ella. Desde nuestra posición sólo podíamos ver, no oír, pero no nos hubiera sorprendido que el duque de Palma invitara a su esposa a sumergirse, porque ¡qué mejor que allí en día tan bochornoso!
Tras el baño, Urdangarín, ágilmente, ascendió hasta la plataforma, sentándose al lado de su esposa. Ésta, cariñosamente, hizo ademán de pasarle el brazo sobre su hombro. Luego él se tumbó sobre el solarium de la lancha, soleándose por espacio de un cuarto de hora. A primeras horas de la tarde regresaron a la base naval. Iñaki Urdangarín, nombrado recientemente "y tanto, como que fue a finales de la pasada semana" mejor deportista de Euskadi, ha causado baja en la plantilla del FC Barcelona de balonmano a fin de poderse dedicar más a la actividad oficial que requiere su condición de consorte. Sin embargo, no se puede decir que haya colgado las zapatillas de jugador de balonmano, pues ha sido seleccionado para el equipo nacional que participará en la Olimpiada de Sidney.