Música, juegos en los que demostrar la destreza y las aptitudes personales así como el compañerismo, deportes, pequeñas maratones con globos y remojones de agua incluidos, y divertidos métodos de presentación para romper el hielo, fueron el plato fuerte de la gran fiesta con la que ayer se clausuraron las escuelas de verano que desde principios de julio se han venido desarrollando en diferentes centros escolares de Sant Josep.
Concretamente fueron cerca de 200 niños con edades comprendidas entre los 3 y 12 años, dirigidos por una veintena de monitores, los que han dado vida a los centros de Can Guerxo, Es Vedrà y L'Urgell durante los meses de verano con el desarrollo de este tipo de actividades de tiempo libre para los pequeños que, además de suponer una buena alternativa para los padres trabajadores, «engloban en sí un buen método para aprender a convivir con los demás, a respetarse y a trabajar en equipo», tal y como señalaron algunos de los monitores que a lo largo de este tiempo han formado parte viva de estos campamentos estivales.
La de ayer, lejos de ser una fiesta de despedida triste, típica de final del verano, resultó ser una animada y divertida cita en la que el colegio de L'Urgell fue el centro en el que sus chavales y los procedentes de Es Vedrà y Can Guerxo se lo pasaron «bomba» desde las nueve y media de la mañana hasta las dos de la tarde. Numerosas actividades, incluido el chapuzón en la piscina pusieron punto y final a unas vacaciones didácticas en las que además de los juegos, los chavales practicaron deportes, realizaron manualidades y talleres de reciclaje, excursiones a diversos puntos de la isla, y acampadas en los propios centros, e incluso idearon bailes y coreografías para participar en las fiestas de su barrio.