La basura comienza a acumularse en los municipios de Santa Eulària, Sant Josep y Sant Joan. Bolsas y cajas repletas de desperdicios de todo tipo desbordan los contenedores. La basura sin retirar va formado montículos sobre las aceras, apoyada en los árboles, entre los coches, en los portales y esparcida por las carreteras.
El mal olor y la mala imagen de los desperdicios putrefactos comienzan a dar problemas dos días después del inicio de la huelga indefinida de los empleados de Herbusa, que han adoptado esta medida tras el bloqueo del diálogo con la dirección de la empresa en la negociación del sexto convenio colectivo. A pesar de que la empresa aconsejó a los ciudadanos no depositar basura en la vía pública a partir del domingo, los residuos ya se amontonan por todas partes. Además, las lluvias de los últimos días han contribuido a acelerar el proceso de descomposición de la basura orgánica.
Los propios trabajadores han fijado servicios mínimos durante la huelga. Estos serán de dos limpiezas a la semana en el aeropuerto y de una vez a la semana en los colegios públicos de los municipios afectados, en la cárcel y en el mercado de Santa Eulària. Además, se han establecido tres turnos de ocho horas cada uno para vigilar las veinticuatro horas del día el vertedero insular de Roca Llisa . Salvo estas prestaciones imprescindibles, el seguimiento de la huelga ha sido del cien por cien de los empleados, según señaló ayer el comité de empresa.
Por su parte, el Ayuntamiento de Sant Josep se ha dirigido a la Conselleria de Medi Ambient del Consell y al director general de Treball del Govern balear para que intercedan en la negociación con el comité de empresa en la fijación de los servicios mínimos a prestar en el municipio.