El Ayuntamiento de Sant Antoni podría afrontar en 2001 la primera expropiación de su historia, la de una parcela de ses Païsses necesaria para que puedan ser abiertas al tráfico las calles Camèlies y Estepa. Este asunto fue visto en el pasado pleno municipal a raíz de una moción de control presentada por el grupo municipal progresista, interesado en conocer qué adelantos se habían producido desde que el 15 de noviembre de 1999, hace más de un año, se aprobó por unanimidad en un pleno extraordinario una moción del Pacte en la que se pedía que se iniciaran los trámites para la apertura de las dos calles de ses Païsses.
La concejala de Obras, Blanca Castiella, explicó que durante el año transcurrido se ha entrevistado en varias ocasiones con el propietario del terreno que impide la apertura de los viales, pero el resultado siempre ha sido el mismo: «Se cierra en banda». Según alega ese vecino, el proyecto le ocasionaría graves perjuicios, ya que su parcela quedaría dividida en cuatro partes. Se trata de una finca de 750 metros cuadrados que impide que dos importantes viales de ses Païses puedan comunicarse con las calles principales del núcleo. Esta es una de las peticiones fundamentales de la asociación de vecinos de Can Bonet, tal como recordaron los miembros de su directiva al alcalde, Antoni Marí Tur, durante una reunión que mantuvieron hace escasas semanas.
Castiella y Marí Tur explicaron durante el pleno que ante la negativa del vecino, el Consistorio no tendrá más remedio que expropiar el terreno, una experiencia inédita en esa Corporación, ya que siempre se había llegado a acuerdos que evitaban el trámite traumático de la expropiación. Los miembros del equipo de Gobierno explicaron que si bien los primeros cálculos apuntan a que la expropiación no costará más de dos millones de pesetas, lo cual no supondría una grave merma para las arcas, no es posible calcular con exactitud el coste.
El Pacte insistió en la necesidad de que ese proyecto no se dilate más y se lleve a cabo durante el próximo ejercicio.