Seis de las nueve depuradoras de las Pitiüses que son competencia del Institut Balear de Sanetjament (Ibasan) funcionan de forma «deficiente», mientras que el resto son «mejorables». Una auditoría externa elaborada por la empresa Lloyd's suspende a todas las plantas pitiusas, en algunos casos por las «graves deficiencias» que se han detectado en el tratamiento de las aguas residuales. Las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (Edar) de Eivissa, Sant Antoni, Platja den Bossa, Santa Eulària, Cala Llonga y Formentera poseen un funcionamiento «deficiente», mientras que las de Sant Vicent, Sant Josep y Santa Gertrudis son «mejorables».
La consellera balear de Medi Ambient, Margalida Rosselló, explicó que su departamento se centrará a partir de ahora en el mantenimiento de las instalaciones pitiusas, a las que en el año 2001 dedicará 500 millones de pesetas, tanto en mejoras como en obras. Para ese año destinarán 1.000 millones al mantenimiento de toda la red balear.
Rosselló culpó a los anteriores gobiernos de Balears del pésimo estado de las depuradoras de las islas, ya que desde 1994 se rebajó la partida de mantenimiento de las plantas: «El PP dio prioridad a las inversiones en obras y rebajó las partidas de mantenimiento, de manera que las empresas que se presentaban a los concursos para gestionar las Edar lo hacían a la baja. Ahora, nosotros queremos restaurar esa situación».
Respecto al hedor que desprenden las depuradoras de las dos islas, motivo de queja periódica y permanente de los vecinos, Rosselló explicó que esa circunstancia no hay que achacarla exclusivamente al funcionamiento de las depuradoras. Existen otros motivos, según los estudios que manejan en el Ibasan y que detalló su gerente, Joan Mateu Horrach, causantes del mal olor: el mal estado del alcantarillado y de las estaciones de bombeo, así como la alta salinidad del agua que llega a la planta, que se filtra por diversos puntos de la red.