Toni Ribas es el embajador de la solidaridad ibicenca en El Salvador. Allí desempeña las tareas propias de ayuda en casos de catástrofe como la ocurrida el pasado día 13 en centroamérica. Él traduce en efectividad las ayudas que desde las Pitiüses las personas han decidido trasladar a la zona afectada. La cadena Cope recogió las declaraciones 'a pie de tragedia' de este misionero, que en los últimos desastres naturales ha colaborado de manera activa. El otro representante solidario pitiuso, Vicente Planells, ha dejado El Salvador y en la actualidad se encuentra en San José de Costa Rica, ya que los desastres precedentes al terremoto aún necesitan ser atendidos. Las tragedias requieren mucho tiempo para reconstruir el daño que provocan.
Toni Ribas está en la colonia de La Cangrejera. El misionero describe así la situación de aquella zona de El Salvador: «Aquí estamos con el sufrimiento del pueblo salvadoreño, que es mucho y muchas las necesidades. Aunque es una bendición poder estar cerca del que sufre porque es poder estar cerca del Cristo sufriente. La Cangrejera es un pueblo pesquero muy pobre. Todas sus casas están caídas. La gente casi no tiene trabajo y ni los pescadores pueden ya faenar después de la tragedia. Los campesinos tampoco están mucho mejor».
Toni Ribas avisa de que las ayudas es mejor que lleguen a el Salvador en efectivo, ya que allí se pueden adquirir los materiales que realmente se necesitan. «Es mejor que se mande dinero porque aquí se puede comprar todo. Y pienso que es más rápido. Las cosas materiales tardan en llegar y para repartirlas a lo mejor ya será demasiado tarde. Y necesitamos la ayuda para reconstruir las casas, que son muy sencillas, de adobe. Nosotros compramos lo materiales y luego son ellos mismos los que las edifican», matiza el misionero ibicenco en El Salvador.