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Sabor a pólvora

Ses Variades de Sant Antoni, escenario elegido por la Asociación Cultural Valenciana para encender su 'mascletà'

La fallera mayor y la infantil pasearon por el lugar después de la 'mascletà'. Foto: O.D.

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Expectación, impaciencia y folklore. Tres ingredientes que compusieron la receta de los momentos previos al acto estelar de la jornada festiva del sábado de los valencianos residentes en Eivissa. Y es que ayer a las dos de la tarde Sant Antoni recibió el estruendo de los petardos que formaron la típica mascletà valenciana en la explanada de ses Variades, donde desde el viernes también están ubicadas las dos fallas, infantil y adulta, que arderán esta noche para consumar el carácter efímero de este tipo de construcciones de papel, escayola y tablillas de madera. La Asociación Cultural Valenciana de la isla vivió el día central de los actos que con motivo de las fiestas de su tierra ha organizado un fin de semana después del oficial en aquella región.

La mascletà se convirtió en un pretexto más para que los valencianos disfrutaran de una jornada folklórica con sabor a pólvora. Desde las once y media de la mañana la zona en la que este colectivo ha instalado su carpa, en ses Variades, comenzó a recibir a gente. La banda musical de la asociación se encargó de animar a los que no lo hicieron por iniciativa propia con un pasacalles que despertó a los que todavía dormían. Había que anunciar que a las dos en punto de la tarde el ruido se apoderaría de los presentes. Los valencianos tenían ganas de captar el olor a pólvora y de soportar el ruido de los petardos. Para ello lucieron sus mejores galas. Las mujeres los trajes típicos de falleras y los hombres el traje folklórico de la Comunidad Valenciana. Aunque en el lugar también se congregaron multitud de curiosos que aprovecharon para comprobar la magnitud de la falla adulta -casi 13 metros- antes de asistir al espectáculo.

Y llegó el momento marcado por la organización. Alrededor de los petardos efectivos de la policía y de los bomberos vigilaron a los presentes para evitar imprevistos. Cinco minutos de ruido y los pertinentes aplausos. El lugar quedó como un campo de lucha macedonio. La fallera mayor y la infantil pasearon después por el lugar luciendo sus bandas acreditativas.

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