El sector turístico de las Islas vive días de incertidumbre. Ya no es sólo que TUI anuncie la suspensión de su programa de invierno o que se tema el efecto de la ecotasa sobre la demanda. Otros factores externos empiezan a preocupar al sector turístico pitiuso y, entre ellos, destaca la fiebre aftosa.
Eivissa, como todos los destinos turísticos que están sujetos casi en exclusiva a uno o dos mercados, mira siempre con el rabillo del ojo la evolución de la economía británica. La epidemia de aftosa se vive en aquel país con tintes realmente «dramáticos», según el presidente de Fomento del Turismo, José Colomar, que recientemente ha viajado a Londres y ha comprobado la intensidad con la que millones de ciudadanos siguen a diario este problema que tiene conmocionada a la nación.
A estas alturas, el Reino Unido ha sacrificado ya a más de un millón de animales y el segundo sector afectado por la crisis, tras la agricultura, es el turístico. Se anuncian pérdidas millonarias y etapa de vacas flacas ante las numerosas cancelaciones de viajes. Aunque la fiebre aftosa no afecta a los humanos, muchos europeos y también muchos americanos han preferido optar por otro lugar para pasar sus vacaciones de 2001. Por su puesto, las pérdidas y la desestabilización de la economía británica puede hacerse sentir en las Pitiüses.
Colomar no es el único que piensa que si Eivissa recibe este año tantos ingleses como en 2000 puede darse por satisfecha. Teniendo en cuenta que este mercado representa para Eivissa cerca del 40 por ciento de sus clientes (se estima que el año pasado superaron los 700.000 turistas), es obvio que una caída importante de las ventas puede provocar un fuerte desequilibrio en el sector.