El Consell Insular ha dado un paso decisivo para derruir la estructura del Trancedance, una discoteca cuya obra fue iniciada sin licencia municipal y que no es posible legalizar porque se encuentra dentro de los terrenos de la Reserva Natural de ses Salines. Después de nueve meses de investigaciones, y tras varios años de trámites, la institución ha logrado dar con el paradero de los nuevos propietarios del inacabado edificio, a los que hace escasos días se les notificó que tienen el plazo de un mes para derribar la mole de cemento y de hierros. El plazo expira a finales de mayo. En agosto de 2000 se intentó notificar esta situación a través del Butlletí Oficial de les Illes Balears (BOIB), al no conseguir localizar en su domicilio a Nieves Carmona, administradora única de la entidad Tanit Paz, SL, que adquirió en marzo de 1998 los terrenos en los que se encuentra el armazón de la Trancedance.
El conseller insular d'Urbanisme, Josep Marí Ribas, indicó que en el caso de que los propietarios no procedan a la demolición en el plazo de 30 días, la ejecución correrá a cargo del Consell, que posteriormente pasará la factura a los responsables.
Con el propósito de acelerar los trámites y de que el Trancedance pueda desaparecer en menos de tres meses, la institución insular ha solicitado al Ayuntamiento de Sant Josep y al Ministerio de Medio Ambiente los permisos pertinentes para proceder al derribo. También se han iniciado los trámites en el Registro de la Propiedad para que conste la infracción urbanística.
El caso del Trancedance se remonta a comienzos de la pasada década. Cuando fue denunciado por el GEN, el Consell inició los trámites por infracción urbanística y comenzó una larga lista de notificaciones y recursos por parte de los anteriores propietarios, Roberto Alcaraz Martínez y José Luis Pardo Laguna, a los cuales se les había comunicado ya su obligación firme de derribar la estructura y de pagar una sanción económica superior a los siete millones de pesetas.