Juana Gomila tiene 61 años y su marido, José Riera, 64. Llevan 38 casados y desde hace más de 34 donan su sangre al banco de Eivissa. A Juana le quedan cuatro años para seguir cediéndola, mientras que cuando José cumpla la edad oficial de la jubilación tendrá que detener su solidaridad porque a partir de los 65 años no está permitido efectuar más donaciones. Ambos confían en que los jóvenes tomen el testigo y se comprometan con una causa que ayuda a la gente que lo necesita.
Para reconocer su trayectoria, el Ministerio de Sanidad les ha convocado el próximo 23 de mayo en Madrid para entregarles una medalla conmemorativa. A ella por haber llegado a las 70 donaciones y a él por haberlo hecho en 75 ocasiones. Ambas cifras son las que dan el derecho al reconocimiento oficial por el mérito de acordarse de los demás donando sangre. Ellos no se vanaglorian de la cifra alcanzada, quieren que su ejemplo cunda para que los que desean donar sangre hagan un hueco en su agenda cuando reciban la llamada del banco de sangre.
«Al principio yo no podía ver la sangre, me mareaba. Pero como mi marido era donante un día me animé a acompañarle al por entonces banco ambulante. Allí los facultativos me contaban anécdotas y chistes para desviar mi atención hasta que un día me dejó de afectar. Y así hasta ahora». Así expone Juana Gomila cómo inició el camino hacia las 70 donaciones. Hoy es la única mujer en Eivissa que va a ser galardonada por el Ministerio de Sanidad. Hasta ahora había recibido el reconocimiento de la Asociación de Donantes de Eivissa y Formentera cuando alcanzó la cifra de 50 en forma de medalla de oro. Su marido también tiene en sus vitrinas ese premio y también será el único donante ibicenco en Madrid el 23 de mayo.
Juana señala que «va a ser muy emocionante, aunque quiero dejar claro que yo no doy mi sangre para obtener premios, sino para ayudar a los que la necesitan y para que sirva de ánimo a los que donan y se cansan, esto es muy bonito como para abandonar el hábito». Las mujeres pueden acudir al banco de sangre como máximo tres veces al año, mientras que los hombres lo pueden hacer en cuatro ocasiones. Juan Riera expone que el ejemplo debe partir de las autoridades. «Un acto como el celebrado el pasado fin de semana en Eivissa para reconocer la solidaridad de los donantes tendría que haber recibido el apoyo de las autoridades locales, en Mallorca se hizo algo similar y la agrupación estuvo respaldada por todos los políticos, incluido Francesc Antich, presidente del Govern. Aquí no vino nadie, es lamentable».