«Ya no sabemos qué hacer, porque ha habido una sentencia del juez ordenando el desalojo, han recurrido [ante la Audiencia Provincial] y esperamos la burocracia a ver qué hacen». José Vicente Martínez, uno de los tres socios de las nueve viviendas de «Pinosol», nunca imaginó la odisea que sufriría cuando hace un par de años adquirió la urbanización con la intención de sacarle una rentabilidad turística. Sin embargo, las casas están ocupadas por unos inquilinos que aprovecharon que esta urbanización estaba abandonada. «Aquello está lleno de basura y es terrible», dice acerca del estado de Pinosol.
Un grupo de 60 vecinos del barrio 'Can Toni Museña' de Santa Eulària presentó una denuncia ante la Guardia Civil hace un año, «pero no se ha hecho nada», comenta Martínez. «Tenemos de residentes a la peor gente de la isla», apunta. El negocio turístico ha quedado aparcado hasta que no se resuelva la situación. Martínez sostiene que «tenían una oferta muy interesante de un touroperador para alquilar las casas este año, teníamos las licencias de reforma, los albañiles y empezamos a trabajar con una casa vacía». Sin embargo, «de la noche a la mañana, se metió una persona en la casa y se ha tenido que parar», cuenta.
La urbanización nació como un complejo militar. Posteriormente, fue adquirida por un particular que los reconvertió en apartamentos turísticos, «se descuidó un poco y fue cuando está gente vino», recuerda el actual dueño. Las negociaciones con los «okupas» para tratar de que se marchen han sido infructuosas. «Intentamos por las buenas que se marchen. Dicen que no encuentran sitio, que lo que hay es muy caro y de allí no se van», relata.
Niega la denuncia por coacciones que interpusieron los inquilinos ilegales y sostiene que se encuentran ante una indefensión. «Ellos se protegen y dicen que tienen que vivir en algún sitio y han caido en mi casa. Que se vayan a casa del juez o del alcalde. La solución a este conflicto está en manos de la justicia, ya que los 'okupas' han recurrido la sentencia que ordenaba el desalojo. José Vicente Martínez no ve atisbos de solución a este conflicto: «Al final nos arruinarán la vida estos sinvergüenzas y nos quedaremos aquí como imbéciles».