Gemma LLobet tiene 23 años y su amiga Emma Grau 26. La segunda de ellas es licenciada en Derecho y la primera está a punto de lograrlo. Naturales de Barcelona, las dos jóvenes han decidido cambiar el destino que tenían asignado como abogadas para dedicarse a la fabricación de bisutería, la cual intentan vender durante este verano en Eivissa.
Las dos amigas visitaron Formentera por primera vez hace dos años y fue precisamente en esta isla en la que comenzaron a comercializar sus productos, básicamente anillos que contienen diversos materiales y composiciones bajo una capa de plástico transparente, bajo el nombre de Ultrartmarinos y Alhajas Congeladas. Ninguna de las dos parece estar dispuesta a desvelar la fórmula con la que fabrican sus piezas, aunque Gemma comenta que es la variación de un método de protección por envasado aprendido durante unos estudios de bellas artes.
Tras haber probado suerte como 'empresarias' en varias fiestas de Barcelona, incluido el festival Sónar -«creimos que nuestro material era perfecto para el certamen de música electrónica, y acertamos», afirman- y las celebraciones de Gràcia y la Mercè. Los resultados fueron buenos y tomó forma en su cabeza la idea de venir a Eivissa a probar suerte.
«Comenzamos a guardar los beneficios que sacábamos de la venta para pagar los billetes y poder venir a la isla». Una vez aquí aseguran que la experiencia está siendo muy positiva en lo personal, aunque no tanto en lo comercial. «Estamos muy contentas con la gente que hemos encontrado, aunque también hemos comprobado que, en la isla, la venta en la calle es muy dura, y en las playas es aún peor. Teníamos una idea muy distinta de lo que tenía que ser Eivissa. Pensábamos que seguía siendo la isla de los hippies y ya no es así».