El cónsul general de Francia, Christian Rouger, llegó ayer a Eivissa para conocer de cerca la situación de la colonia francesa residente en Eivissa y para mantener una ronda de conversaciones con las autoridades locales de cara a establecer una vías que garanticen la llegada de turistas franceses a las Pitiüses. Es la segunda visita que el diplomático galo efectúa a la isla, la anterior se produjo en junio de 2000.
«Es importante apoyar las relaciones culturales de los franceses con los residentes en la isla y dar un empujón al turismo galo». Así explicó Christian Rouger el principal motivo de su visita en la recepción que tuvo lugar ayer en el restaurante La Raspa de Marina Botafoch. Allí estaban, entre otros, el conseller Josep Marí Ribas y el presidente de la Pimeef, Antoni Marqués. El cónsul mantuvo antes un encuentro con el concejal de Turisme Maurici Cuesta, con el que abordó los aspectos que incumbían a la colonia francesa.
El diplomático tiene su residencia en Barcelona, desde donde gestiona los intereses de sus compatriotas residentes en Aragón, Cataluña y Balears. Christian Rouger aseguró que le encantaría venir a Eivissa de vacaciones en 2002.