Un año ha bastado para que los vecinos de Cala de Bou hayan comenzado a detectar graves carencias en el edificio de su sede social, que aún no han recibido «oficialmente» de manos del Ayuntamiento de Sant Josep. El local «no está adecuadamente ventilado, hay poca entrada de aire fresco y ningún tipo de extracción de humo», explicó su portavoz, Christopher Langley.
En verano, el calor es sofocante tanto en el bar como en la biblioteca. Sólo hay dos pequeñas ventanas. En invierno, el frío tampoco invita a estar mucho tiempo dentro de las dependencias. Además, «siempre hay humo, ya que no hay forma de extraer o renovar el aire». Otro de los defectos consiste en que «no hay servicios independientes para mujeres y hombres», además de la falta de espacio para poder almacenar. Durante el último temporal el agua anegó parte de la sede.
Los miembros de la asociación consideran que el centro «no cuenta con las características estructurales ni las medidas de seguridad requeridas para que se puedan llevar a cabo actividades públicas ni para albergar una biblioteca o un bar». El pasado mes de mayo mantuvieron una reunión con el concejal José Marí Ribas, Reganes, en la que «se acordó» abrir una nueva ventana en la biblioteca, instalar aire acondicionado y calefacción y crear un segundo acceso (a modo de salida de emergencia), obras que de momento no se han ejecutado, pese a que han pasado seis meses. El edificio de la asociación sigue utilizando «luz de obra» y carece de contrato oficial de agua.