La extracción de sal en ses Salines marca uno de los procesos con más tradición en la isla. Desde el pasado 31 de agosto un equipo humano de 20 personas gestiona su industrialización con un método que recorre doce cristalizadores y cuya mercancía se destina a Noruega y a Escocia. En la edición de 2001 se esperaba una buena cosecha pero las lluvias de los últimos días han frenado la explotación. Con todo, se prevé que la semana que viene, una vez que se haya completado la extracción, queden listas para la exportación entre 55.000 y 60.000 toneladas de sustancia. Ultima Hora Ibiza y Formentera se ha acercado por la zona para compartir el trabajo de los salineros y evaluar las características de su actividad.
«Ha sido una pena, las lluvias nos han afectado bastante; de momento han impedido que sacáramos 1.500 toneladas de la región pequeña. Pero lo peor es que el agua nos ha estropeado los caminos más de lo que estaban. Casi no están preparados para que circulen los camiones que transportan la sal desde los cristalizadores hasta la montaña. Los cálculos apuntan a que este hecho inesperado nos va a conducir a perder entre 4.000 y 5.000 toneladas. En cuanto a la cosecha teníamos muy buenas previsiones, ya que había sido un año poco lluvioso, pero el temporal ha recortado la producción».
José María Fernández es uno de los ingenieros de minas que supervisan la tarea de los trabajadores que transportan y extraen la sal. El camino es estrecho y por él sólo pueden transitar vehículos por un sentido. De ahí que los tres camiones y dos tanquetas que llevan la mercancía tengan que seguir una sincronización de recogida muy precisa. Todos tienen que llegar a la vez a llenar los contenedores y lo mismo deben conseguir para descargarlos en las cintas que vehiculan la sal hasta la montaña blanca que preside el entorno de ses Salines estos días.