En botellas de litro, sin colorantes ni conservantes y con leche de la Granja de Santa Gertrudis, éste es el secreto de los yogures La Bomba, uno de los productos lácteos más conocidos en Eivissa que ha sabido hacerse un hueco en el mercado, tal y como presumen los hijos de su fundador. «Sin nada de publicidad ni promociones, simplemente con el boca a boca de la gente y el trabajo bien hecho».
Aunque recientemente jubilado, Juan Manuel Marí junto a su esposa Maruja Senen, continúa supervisando el trabajo que ahora desempeña la segunda generación de la lechería La Bomba. Tito, Joaquín y Carlos trabajan según el volumen de pedidos un par de veces a la semana en la temporada de invierno, cuando los pedidos descienden bastante. «Lo normal es que ahora hagamos trescientos litros en cada jornada de producción, que se reduce a un par de días a la semana, según el volumen de pedidos, mientras que en verano podemos fabricar tranquilamente setecientos litros en cada sesión, que suelen ser diarias», explica Juan Manuel Marí.
Este hombre afable y campechano, del corazón del barrio de La Bomba en la Marina, al que se siente tan apegado que no dudó en bautizar con su nombre a su mejor invento, explicó que su yogur nació en 1954: «En 1948 mis padres abrieron una lechería en la que además de leche fresca vendían quesos, y, seis años más tarde empezamos a hacer yogures siguiendo el consejo de un cliente extranjero, el señor Mauri, que nos contó que con nuestra leche el hacía sus propios yogures y aprovechaba la leche», recuerda Juan Manuel.
Así comenzó la historia de uno de los productos más auténticos y llenos de personalidad de la isla, que ha enganchado a cientos de personas, sobre todo extranjeras, que valoran la calidad de un producto definido por sus fabricantes como «natural cien por cien». «Recuerdo que los primeros yogures que fabricamos los empezamos a colocar en tiendas como la de Can Bartomeu Funoi o en Cosmi, que captaron a nuestros primeros consumidores», comenta Juan Manuel, «y desde entonces hasta hoy», añade este artesano del yogur que compitió desde sus comienzos con los Danone.
Uno de los secretos de La Bomba es que están elaborados con leche de vaca ibicenca, algo que con los años se ha vuelto casi objeto de lujo. «Cuando mi padre empezó contaba con más de cincuenta productores que le vendían leche, hoy trabajamos sólo con la Granja de Santa Gertrudis, ya que cada vez hay menos vacas en la isla» , explica Joaquín, uno de los herederos de esta pequeña industria familiar que aspira a agrandarse en un futuro próximo.