Daniel, Carolina, Alicia y Pau se reúnen cada martes por la tarde en el local social del barrio de sa Capelleta situado en Vía Púnica para jugar con barro. Con sus propias manos estos pequeños con edades comprendidas entre los 6 y 10 años modelan y dan forma a los cortes de arcilla roja para conseguir distintos objetos. La sesión de ayer la dedicaron a la creación de unos marcos para fotos con una forma cuadrada muy personal a la que añadieron sus nombres modelados con mucha paciencia y delicadeza y pequeños detalles como soles, un pequeño vagón de tren o margaritas.
«Es muy divertido venir aquí a hacer estas cosas», explicó Alicia, que al igual que sus compañeros comenzó a acudir al taller en noviembre de 2001. «En todos estos meses los niños han hecho muchas cosas: desde máscaras, a figuritas de esquimales, un foca, huchas y sus propios nombres decorados con pequeños dinosaurios», explicó Lidia Prieto, la monitora de este taller de cerámica.
«Lo que más le gusta a los críos es decorar con pintura acrílica las piezas una vez que están cocidas. Ahora también se lo pasan bien, pero para ellos lo más divertido y donde más personalizan cada pieza es en el momento de decorarla», resumió mientras dirigía el trabajo de los pequeños.