Gonzalo Miragall se estrenó anoche como presidente de Fomento del Turismo obviando el tema más candente del panorama turístico balear. Ni una palabra sobre la ecotasa en las primeras palabras que dedicó a los socios de la entidad y que, como luego explicó, «la postura del comité ejecutivo no ha cambiado en nada» y, por tanto, no estaba por la labor de seguir avivando la polémica, «que eso ya hay quien lo hace». «Nosotros ya hemos dicho un montón de veces que no queremos ecotasa y que queremos más campos de golf. Otra cosa es que tengamos que hacer de esto nuestra única y exclusiva bandera», manifestó.
Miragall, consciente de que la institución que preside debe mantener una estrecha y cordial relación con las autoridades porque de ellas depende que lleguen fondos económicos para su funcionamiento, mantuvo que en ningún caso es su intención que la entidad entre «en la primera fila» de una batalla que a él, personalmente, le gustaría que terminara pronto. Miragall explicó a los asistentes a la asamblea que asumir la presidencia de este organismo no entraba en sus planes. «Lo he aceptado por agradecimiento», reconoció. «A mí Eivissa me ha tratado muy bien y si tengo la oportunidad de hacer algo por Eivissa, lo voy a hacer», añadió.
Sobre la actual situación de incertidumbre que vive el sector, Miragall reconoció que desde hace años es habitual que en estas fechas todo el mundo esté preocupado porque no se ha vendido lo suficiente. Pero también advirtió de que el final de la pasada temporada no fue muy alentador. «No vale aquello de que en el último momento todo se arreglará», continuó. Según el recién elegido presidente, indicadores como los procedentes de Alemania no contribuyen a crear un clima de optimismo. Los precios altos, la saturación de las playas o la competencia de destinos como Turquía están animando a muchos germanos a buscar otro lugar de vacaciones o, simplemente, a quedarse en casa.
Pero Miragall también se mostró partidario de no caer en el desánimo. «Tenemos un destino magnífico, consolidado», dijo. Si se trabaja desde dentro y se consigue la cooperación de la ciudadanía, la isla tiene atractivos suficientes para mantenerse en lo más alto, opinó.