Quedan menos de 24 horas para que Joaquín García Lillo se suba al escenario del Palacio de Deportes de Son Moix, en Palma y ante miles de personas cante una estrofa de la canción «Adoro», de Joan Manuel Serrat, con la esperanza de pasar a la siguiente prueba y así hasta la definitiva que le abra las puertas de la Academia de Operación Triunfo. «Hay que escoger muy bien el trozo porque creo que este año, como hay muchísima más gente, sólo tendremos unos cinco segundos para demostrar que sabemos cantar y que somos el prototipo que ellos buscan. Porque lo importante es eso, casi más que no desafinar», explica Joaquín con una tranquilidad pasmosa teniendo en cuenta lo que se le viene encima.
Apenas cinco segundos en los que tendrá que demostrar que da el tipo de uno de los 16 afortunados que tratarán de conseguir la misma fama que sus antecesores. Pero él no está nervioso, ni tampoco lo estuvo el año pasado cuando se presentó a estas mismas pruebas y quedó entre los 50 seleccionados a nivel nacional. Esa tranquilidad puede que se deba a los muchos castings que ha ido dejando detrás y que incluyen, por ejemplo, pruebas para participar en «Lluvia de estrellas». El mismo reconoce que «creo que tengo cualidades y me siento más preparado que el año pasado porque ya sé lo que buscan», afirma.
Preparación teórica no le falta. Actualmente, este ibicenco de 19 años compagina sus estudios de 1º de Bachillerato con el 7º año de piano. «Las clases las tengo aquí y luego me examino en Barcelona. Igual que con las de canto, en las que he ensayado un billón de veces la canción de Joan Manuel Serrat», apunta. Dice que no le gusta enumerar todo lo que hace, pero en su tiempo libre también toca en la banda juvenil de Eivissa el trombón de varas y el bombardino. Además es actor aficionado en el GAT y en estos momentos graba un disco con un productor alemán.
Respecto a la pasada edición de Operación Triunfo asegura que le encantó. «Sé que es una fama rápida, pero que sea o no temporal dependerá de uno mismo. Conseguir la fama es muy difícil, cuesta mucho dinero», comenta. A Joaquín le apasiona el soul y el funky, aunque también es un gran fan de Alejandro Sanz. El lo tiene muy claro y afirma que «estoy seguro de que en la Academia está todo muy amañado. Desde el principio ya sabían que iba a ganar Rosa y lo organizaron para que así fuera».