La concejala de barrio Sandra Mayans, el edil de Obras, Antoni Roldán , y el de Turismo, Maurici Cuesta, convocaron ayer a los medios de comunicación en Talamanca para demostrar que el estado del barrio no es tan pésimo como lo pintan los ediles del grupo popular, que un día antes anunciaron la presentación de una moción para que el Consistorio intervenga urgentemente en esa zona.
Los tres ediles progresistas hicieron de cicerones para demostrar in situ que las críticas del PP eran infundadas: ni hay tantas algas que hagan impracticable la playa, como asegura la popular Virtudes Marí (Cuesta mostró que están recogidas en un «pequeño montón» de 25 por 10 metros), ni el aspecto del adecentado (por la dirección general de Costas, eso sí, «a petición» del alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, subrayó una y otra vez Cuesta) paseo Pompeu Fabra es tan terrible como para espantar a los turistas.
El interés de los progresistas por contrarrestar las quejas de los populares les llevó ayer a detallar que un puñado de algas que se acumulan en el extremo oeste de la bahía era fruto de la marejadilla de la noche pasada. Cuesta lo demostró empíricamente al aludir al color verde de sus tallos, detalle que evidencia que han sido arrancados recientemente, explicó. Igual ha ocurrido con unas piedras que ahora afloran donde hace unos días había tres metros de arena. Mayans dejó claro que el Pacte tampoco tenía la culpa de ese percance: «No controlamos las mareas», dijo, para después mostrar con orgullo el proyecto de un parque de 1.855 metros cuadrados que se construirá en Talamanca, con el visto bueno de los vecinos, y que tiene de todo, un templete, 12 plazas de aparcamiento...