El presidente del Govern, Francesc Antich, y la consellera balear de Medi Ambient, Margalida Rosselló, colocaron ayer en es Camí den Guillamó, en Sant Antoni, el primer tubo de las obras de interconexión de las dos desaladoras de la isla de Eivissa, un proyecto que según Rosselló tiene un plazo de ejecución de 6 meses y que unirá mediante una conducción de 31 kilómetros las plantas desaladoras de Eivissa y Sant Antoni, además de abastecer de agua al municipio de Santa Eulària. Al acto asistieron el conseller balear d'Interior, Josep Maria Costa, su hermana, la presidenta del Consell, Pilar Costa, la consellera insular de Medi Ambient, Fanny Tur, el alcalde de Sant Antoni, Antoni Marí Tur, los concejales del equipo de Gobierno de Eivissa Antoni Roldán y Pedro Campillo, el director general de Recursos Hídricos, Antoni Rodríguez, y el director general del Ibasan, Mateu Horrach, entre otras personalidades.
Margalida Rosselló aseguró que «en dos o tres meses» estará ya operativa la primera fase del proyecto, que será la unión entre las dos instalaciones, lo que permitirá las primeras aportaciones de agua.
Este proyecto permitirá mejorar la eficacia de la desaladora de Sant Antoni, que hasta la fecha trabajaba por debajo de sus posibilidades, y aumentar el caudal diario de agua desalada de 14.000 a 20.000 metros cúbicos, en una primera fase, y hasta 30.000 si hay más ampliaciones en esas instalaciones.
La consellera de Medi Ambient destacó que la conexión de las desaladoras permitirá implantar un sistema «integral» de gestión de agua y aplicar un único precio, y descartó estudiar la posibilidad de construir nuevas desaladoras.