El secretario general de UGT en Balears, Lorenzo Bravo, y sus homólogos de CC. OO., José Benedicto, USO, Rafel Pons, y STEI, Biel Caldentey, intentaron ayer convencer a los trabajadores pitiusos de la necesidad de que el próximo 20 de junio respalden la huelga general convocada contra el decreto de reforma laboral. A juicio de Bravo, con ese «decretazo» el Gobierno conseguirá «que haya pleno empleo, pero en condiciones precarias, de esclavitud».
En una rueda de prensa celebrada en el aeropuerto de Eivissa, el líder sindical de la UGT comparó la convocatoria del 20-J con la de 1988: «La de hace 14 años fue una huelga general de mosqueo, porque el cambio que anunciaban los socialistas no se había producido; la de ahora es una huelga por la dignidad de los trabajadores».
En ese sentido, Rafael Pons señaló que el 20-J será un «grito por la dignidad». El responsable balear de USO precisó que «si todos los sindicatos están juntos en esto, algo de razón deben tener». A su juicio «detrás del decretazo hay un gran negocio, el que hacen los empresarios al facilitarles el despido; y también para el Gobierno, por las limitaciones que se introducen para cobrar las prestaciones por desempleo». Según Pons, con el decreto se «instaura un capitalismo puro y duro» en el que el trabajador es una mera «mercadería».