Conocida en la isla por sus espectáculos de danza árabe, Ananda Aharashmi es puro sentimiento, al igual que todos sus números de baile. Ibicenca de nacimiento, ha vuelto a su tierra tras un frío invierno en Suecia, donde reside con su novio. Con tan solo 23 años Ananda ha logrado hacerse un hueco entre los artistas de temporada; poco a poco se ha creado una agenda y va actuando en distintos hoteles, fiestas privadas y en locales tan conocidos y refinados como el Ayoum de Sant Rafel, donde todos los miércoles por la noche actúa. Con estudios de auxiliar de enfermería bajo el brazo, Ananda ha decidido dejar de lado las prácticas sanitarias y ha optado por crear su particular vía de comunicación con la gente a través de los contorneos de su cuerpo al ritmo de sones exóticos para los oídos occidentales.
«Bailo danza árabe desde los diez años y en estos momentos ha sido la principal razón de mi vuelta a la isla. Ahora vivo en Suecia con mi novio, pero he venido porque necesito cerrar una etapa», resumió esta bailarina que ha recorrido distintas partes del mundo para perfeccionar su estilo. «Aprendo a bailar en cada lugar que visito para innovar y aprender de los distintos profesores , tal y como he hecho en Argentina, Egipto y Suecia», explicó esta bailarina que confesó que sus mejores maestros han sido hombres.
Sus primeros contactos con el público fueron hace nueve años junto a Zora, su maestra. «Mi primera actuación fue en el Casino de Ibiza y para mí era una diversión, no era consciente de todo lo que significaba aquello», recordó ilusionada. Desde hace tres años Ananda actúa en solitario mostrando su propio estilo y sensibilidad en cada actuación. «El público me dice que cada año lo hago mejor y, este verano, la gente me está echando muchos piropos», confiesa. «Yo me hago las coreografías, me compro lo música o la intercambio con otras bailarinas, escucho y voy montando mis números», reveló esta artista a la que le gustaría aprender a leer y escribir en árabe.
«La gente confunde danza del vientre con danza árabe. Si decimos sólo danza del vientre localizamos el movimiento en la cadera y la barriga, algo que a la gente le cuesta un montón. En el caso de danza árabe cada parte de tu cuerpo es independiente de las demás, se mueve todo pero por separado. Eso es lo difícil, mover un parte sin mover el resto. Ahí reside la técnica de cada bailarina», dice la experta. Además de actuar, Ananda también imparte clases: «Me encanta que la gente empiece a conocer y practicar danza árabe. Las mujeres tenemos dormido el vientre, donde precisamente reside toda la fuerza, la feminidad. Muchos médicos que practican la medicina alternativa recomiendan la danza árabe como tratamiento para la mujer, para ejercitar esa zona, todos los órganos internos, y la zona energética y de poder de la mujer que es muy importante».
Los vestidos y accesorios los hace ella. Cinturón, falda.. «Lo que a la gente le llama más la atención son los flecos y monedas que se mueven al ritmo de la música. También he comprado trajes en Egipto y Suecia, pero me gusta diseñar y coser mis propios trajes», explica la exótica bailarina.Recomendaría a mujeres, hombres y niños a expresarse con la danza.