P asear por Vara de Rey es un recorrido indispensable para cualquiera que quiera captar el ritmo de la ciudad de Eivissa. Un punto de encuentro en el que se dan cita muchos de los acontecimientos que se organizan en el municipio, ya sean juegos infantiles, conciertos musicales o, como en este caso, una feria de artesanía. Ayer se inauguró la Fira de Sa Tardor, que cada año organiza la Asociación de Artesanos de Pimeef coincidiendo con el fin de la temporada turística. 20 stands que son 20 propuestas distintas se suceden en ese pequeño espacio que cobra más vida conforme se acaba la tarde y el calor se extingue. Sus protagonistas son muchos, como Xenia, que deja su puesto en el mercado de La Mola y se traslada desde Formentera para participar en esta muestra que le permite salir de vez en cuando de la pequeña isla. Pinta cuadros o relojes sobre madera porque le gusta «el objeto pintado» y también diseña joyas en plata.
En Romero y en Triana se trabaja el cuero, en Chapó se ofrece una amplia gama de sombreros y en Benjamín Castillo descubrimos nuevos modelos de bisutería. Ser artesano supone muchas veces aceptar un estilo de vida diferente. «Plantearse las cosas de otra manera, sin comprarse el coche o sin hipoteca de la casa», comenta Yarón, que lleva muchos años construyendo instrumentos musicales. Es un veterano en esta feria, aunque también se le puede ver en mercadillos como Es Canar o Las Dalias. La Fira de Sa Tardor le parece una buena oportunidad de presentar el trabajo artesanal al público de Eivissa, pero tiene una queja: «Entre los compradores de lo que menos hay son ibicencos y creo que si de verdad tiene nuestro trabajo el valor que dicen, deberían apoyarlo más, porque es una herencia cultural».
Yaron es uno de los artesanos de esta muestra que trabaja en vivo y en directo. Se le puede ver construyendo un tambor o retocando una calimba. Precisamente, el domingo 29 de septiembre ofrecerá algo nuevo: la posibilidad de ver cómo se construye un tambor desde el principio, paso a paso. «Será una ocasión única que puede interesar a aquellos que quieran construirse uno ellos mismos. Seguramente lo haré por la tarde porque se tarda mucho y por la mañana sólo abrimos tres horas y no me dará tiempo», comenta. La cerámica es otro de los productos que mejor funcionan en la artesanía ibicenca. Llevarse un cenicero o un plato para decorar la pared es uno de los regalos más habituales que los que vuelven a casa reparten entre familiares y amigos. Jorge Peribañez y su hermano lo saben y por eso montaron un taller en el que producen los objetos hechos en cerámica que luego venden al por mayor.
«Ese es nuestro fuerte, pero acudiendo aquí podemos vender directamente al público y así puedes escuchar lo que opinan de nuestro trabajo», argumenta. Uno de los tesoros del material que este año presenta Peribañez son los objetos de cerámica con decoración inspirada en Gaudí: «Lo hemos hecho por la conmemoración del gran arquitecto catalán y hemos cogido diseños del parque Güell». Casi en la otra punta del recorrido está Lola Francisco, quien acude por tercer año a esta feria, la única en la que vende su trabajo. Sus payesas hechas a mano son divertidas y originales, y retratan a la perfección los modos de vestir de las mujeres ibicencas. Y una vez finalizadas las compras, qué mejor que pasar por Companatge o por uno de los otros puestos de alimentación y llenar el estómago con productos de la tierra de aquí o de la de allá.