En el acto protocolario de recepción que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Formentera, Bartolomé Ros Figuerola, nieto de Bartolomé Ros Torres, que fuera alcalde de la isla en 1914, fue rotundo al afirmar: «Los que emigraron jamás olvidaron sus raíces y mi abuelo cada mes escribía a la familia que había quedado en Formentera y recibía cartas de sus parientes». Asimismo recordó: «Durante toda su vida nuestro padre nos habló de Formentera y nos contaba sus recuerdos de la isla, de cómo se bañaba en s'Estany Pudent y de sus correrías infantiles hasta que decidió echarse a la mar como marinero». Ros regaló al alcalde Formentera, Isidor Torres, una botella de vino traída de su tierra cubana (vive en Amancio) y le pidió que se hagan actos de hermanamiento con esa población de más de 40.000 habitantes.
Ros, maestro durante 31 años y profesor de universidad además de contable de una gran empresa, aportó documentación, recortes de periódico y fotografías relacionadas con a su abuelo «porque los recuerdos y las raíces hay que documentarlos», dijo agradeciendo «el excelente trato y el cariño» con el que se les había tratado estos días en Formentera. Más parco en palabras por un accidente que sufrió hace años, José M. Torres Condomina, cubano y afincado en la isla de la Juventud, mostró su alegría por haber reencontrado a su familia de Formentera ya que durante muchos años se perdieron los lazos que un pariente formenterés recuperó hace más o menos un lustro.
El jueves por la noche en el bar es Cap, las familias de ambos emigrantes disfrutaron de una torrada con música y bailes de la isla que hizo asegurar a Ros que muchas cosas eran igual a como su padre se las había contado. De manos de alcalde recibieron unas auques y dos libros de fotografía de Beni Trumann. Asimismo, Ros recibió una copia del acta por la que su abuelo fue elegido alcalde. Como colofón, María Mayans cantó una glosa y actuaron Xumeu y Santi, de Aires Formenterencs.