El partido Unión Cívica (UC) ha emprendido una intensa campaña de reparto de panfletos en las puertas de los colegios e institutos pitiusos en los que alertan contra la «tiranía de la lengua» y abogan por el derecho de los padres a elegir la lengua en la que serán educados sus hijos. Hasta el momento han repartido 40.000 entre los alumnos y sus familias, según explicó a esta redacción un portavoz de esa formación, contraria a que en la educación se emplee sólo el catalán como idioma vehicular.
Los panfletos han sido entregados a los interesados a la entrada y salida de los centros de educación. Un par de simpatizantes y militantes se encargaban de ese trabajo acudiendo cada semana a centros diferentes.
El portavoz de UC indicó que si bien no se han producido incidentes de gravedad, en al menos un centro de la ciudad de Eivissa los repartidores fueron conminados por la dirección a dejar de entregar panfletos a los escolares e incluso avisó a la Policía, en primer término, y a la Guardia Civil, luego, si bien no intervinieron. Los miembros de UC han elegido el colegio Sa Graduada para llevar a cabo hoy esa acción. El panfleto, redactado en castellano y en catalán, reclama el derecho a una enseñanza impartida en la lengua que elijan los padres, y no la impuesta por la Administración. Asimismo se insta en él a que los ciudadanos «recuperen sus derechos», ahora «pisoteados». La reivindicación va dirigida a quienes «no soportan que le impongan nada», ni entiendan la «obsesión por enterrar el castellano», y supone el preámbulo de la campaña electoral de los comicios autonómicos y municipales del 25 de mayo, en los que la formación intentará superar los resultados obtenidos en 1999. Entonces consiguieron 962 votos pese a que la formación se había creado sólo tres meses antes.
En el texto que se reparte a las puertas de los centros de enseñanza se compara la actual situación con la que se vivió durante el franquismo, cuando «hubo un dictador empeñado en acabar con una lengua [...] Ahora cambia la tortilla pero el juego es el mismo, otros tiranos se ensañan con nosotros», se explica en el texto, donde además se advierte de que «hablar en castellano es un derecho, no un delito».