Ayer recorrieron la zona de Sant Josep y hoy completarán el IX Rally Isla de Ibiza con una ruta alrededor de todo el territorio de la pitiusa mayor. A primera hora de la mañana los más de 200 moteros sorprendieron a los vecinos de Sant Josep con una parada en la plaza, donde les sirvieron un refrigerio a base de orelletes antes de partir de nuevo. El Club de Vehículos Históricos de las Pitiüses organiza un encuentro en el que participan todos los años aficionados de toda la geografía española que viajan a Eivissa con motocicletas que deben cumplir un único requisito, haber estado fabricadas antes de 1965. Este año se han superado todas las expectativas en cuanto a número de participantes y la primera jornada transcurrió sin más percances que las averías habituales. «Son motos muy antiguas y es normal que a veces se paren; ayer les pasó a cuatro, pero para eso tenemos un mecánico y coches escoba que recogen las que no pueden seguir», explicaba Giampiero Mancini, uno de los responsables de la organización.
Lionel es un portugués afincado en Murcia que sonríe cuando se le pregunta cuántas motos tiene. «Treinta y una" afirma entre orgulloso y avergonzado" y sólo una de ellas es moderna». Él es el dueño de la motocicleta más antigua de la expedición, una D-Rad, de 1925. «Es la única de las que hay aquí que tiene una bombita para hacer llegar el aceite al pistón, cuando hace mucho calor tengo que ir dándole cada kilómetro y medio», relataba.
Los propietarios de estas curiosas máquinas las mantienen en
perfecto estado y disfrutan observando como los curiosos las alaban
y se fotografían junto a ellas. De eso sabe mucho Julián Aguilar,
posiblemente el más del veterano del grupo a sus 73 años. Con su
Iresa del año 56 viaja junto a otros miembros del Club Clásico de
Motos de san Javier, en Murcia, y ya le ha contagiado la afición a
su nieto.
Sara Yturriaga