Un kilogramo de tomates o una simple coliflor se han convertido en
productos de delicatessen para muchos españoles. El trayecto que la
fruta y la verdura recorre desde que es recogida por los
agricultores y hasta que llega a las tiendas se convierte en un
tortuoso camino en el que por cada paso dado el precio del producto
continúa aumentando inexorablemente.
Daniel Criado, gerente de Agroeivissa, opina que esta diferencia
entre el precio inicial y el definitivo se debe principalmente a la
ley de la oferta y la demanda, ya que «si hay menos producción el
precio sube». Además, según él, el cambio en los hábitos de consumo
también influye. «La gente no tiene tiempo y prefiere comprarlo
todo en las grandes superficies; éstas se aprovechan y suben los
precios obligando al resto de comercios a hacer lo mismo». Aún así,
reconoce que no hay que olvidar que esas grandes superficies «son
también las que dan salida a mucha producción».
En el Mercado Nuevo de Eivissa Charo Chordi tiene el kilo de
tomates a tres euros, un producto que junto a la coliflor es de los
que más se han encarecido. Ella, que en su puesto Ca'n Lluisà vende
únicamente fruta y verdura reconoce que las ventas han caído.
«Nosotros hemos probado a bajar los precios, pero lo que ocurre
entonces es que la gente compra donde cuesta más caro porque creen
que aquí son de peor calidad», explica.
Subida de precios
La subida de precios de verduras y frutas es una realidad que en Eivissa se ve potenciada por la insularidad