Mayans afirmó que propondrá que la Guardia Civil «aumente el control y que haga hincapié en la obligatoriedad de guardar una distancia mínima de seguridad respecto a las viviendas que existen en las inmediaciones de los cotos de caza». El conseller resaltó que «los cazadores siempre han de disparar de espaldas a las viviendas para evitar cualquier tipo de problema». Hace unos días, una vecina de Cala Saona denunciaba: «Los fines de semana son un tormento porque no hay paz ni tranquilidad y porque no puedes salir de casa sin exponerte a que te caiga una lluvia de perdigones», circunstancia esta última sobre la que decía: «Nos ha pasado varias veces estando en el jardín de casa».
Las quejas no se restringen a la zona de Cala Saona sino a muchos otros puntos de la isla en que al finalizar la temporada turística y coincidiendo con el fin de la veda de muchas especies «los cazadores cogen sus escopetas y se van a tirar tiros por todos lados como si estuviéramos en el teatro de operaciones de un conflicto bélico», afirmaba una persona también residente en Cala Saona.
Asimismo, otros propietarios inciden en que los cazadores no respetan la propiedad privada y van por donde quieren. «Y si quieres hacerles frente encima parece que tú eres el culpable de que te caigan perdigones encima estando en tu casa».