El alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, defendió ayer la zona azul para la ciudad como la opción más adecuada ante las limitaciones geográficas. «La ciudad tiene ahora siete kilómetros cuadrados y los tendrá dentro de 20 años, pero el número de coches aumenta. La calle no es propiedad del coche y quien tiene que tener el coche parado tiene aparcamientos disuasorios, que se tiene que ir mejorando».
Tarrés señaló que uno de los aspectos positivos de la implantación de las zonas azules es que se consigue que haya una rotación de coches en la calle, pero señaló que también tiene «unos inconvenientes» y es que se trata de una concesión: «Tienen derecho a la tarjeta de zona azul aquellos que dan su portal a la calle, pero si es un pasaje se puede mirar». El Ayuntamiento de Eivissa no tiene previsto ampliar las zonas azules, aunque algunos colectivos sí se lo han pedido, como es el caso de la Asociación de Vecinos de ses Figueretes que han pedido el estacionamiento de pago para algunas calles, «pero no se puede hacer en toda la ciudad».
El alcalde reiteró también que detrás de la implantación de las zonas azules «no hay un afán recaudatorio», sino que hay que buscar la rotación de los coches en la ciudad. Hoy está previsto que empiecen a funcionar las 664 nuevas plazas de estacionamiento de pago, que gestiona la empresa Park Control 2000. Algunos vecinos y comerciantes de las calles afectadas por la ampliación de la zaina azul han mostrado su descontento e incluso han recurrido a carteles para expresar su malestar. Otros ayuntamientos de la isla, como Santa Eulària, también han empezado a poner en práctica las zonas azules.