Contra todas las predicciones, «La toma de las murallas»,
espectáculo inaugural de la fiesta de la historia, hizo retroceder
a la ciudad en el tiempo 500 años atrás, a una época habitada ayer
por una nobleza ridiculizada y peligrosos piratas
conspiradores.
El grupo de teatro 'Morboria', procedente de Madrid, fue el
encargado de realizar la función que puso en escena a más de 20
actores caracterizados de manera adecuada a esos tiempos.
Fue así como el alcalde, junto a su doncella y una corte de
aduladores cortesanos, comenzaba la bajada de la rampa del portal
disfrutando de su noble y desenfadada alegría cuando un grupo de
piratas apareció por sorpresa por una de las calles laterales de la
plaza del Mercat Vell para luchar y tomar Dalt Vila.
Todos los movimientos de la escenografía estuvieron acompañados por
una música especial elegida para la ocasión, y una batalla campal
entre soldados y piratas tomó forma frente a un interesado público
que aplaudía con siceridad.
Como suele ocurrir, y como también cuenta la historia, los vencedores fueron los buenos después de una larga lucha a la que no le faltó de nada: disparos de arcabuz, repicada de polvorines y humo de colores que sembraban un caos explosivo que servía de marco a los enfrentamientos cuerpo a cuerpo entre los enemigos.
Una vez acabada la batalla, los guardianes de la entrada fortificada se hicieron a un lado y dieron paso al desfile de todos los grupos artísticos que participarán en los tres días de feria. Primero , el encantador de serpientes seguido por una bailarina morusca; después, el grupo 'Psaltería', con su música serfardí, y, más atrás, decenas de malabaristas, bufones, zancudos, caballeros y mendigos que bajaron desde Dalt Vila para saludar, primero a las autoridades, y después al gran público que en forma de marea humana comenzaba, esta vez sí, su propio asalto a la muralla para ser tratados, durante los tres días de feria, como los invitados de honor gustosos de compartir la vida y las costumbres del pasado. L.Aversa