El Pacte denuncia que el proyecto de ampliación de la carretera de Sant Antoni afecta directamente a nueve yacimientos arqueológicos situados junto a la vía. Tres de ellos se encuentran en el tramo de entrada a Sant Antoni, entre los que destaca el de can Prats, un yacimiento que data de los siglos II-III y parte del IV. Se trata de una necrópolis en el que se han hallado anillos de oro y plata, brazaletes de bronce y otros tipos de adornos personales de los difuntos.
La consellera del Pacte Fanny Tur explicó que las obras afectarían a otros cinco yacimientos situados a la altura de Sant Rafel, más otros dos en la salida de Eivissa, en sa Blancadona. Tur critica que el estudio de impacto ambiental del proyecto no tiene en cuenta ninguno de ellos, ni tampoco algunos elementos patrimoniales como es Pou d'en Ferrer, declarado Bien Catalogado (BC) y algunas casas payesas. «Los redactores del proyecto demuestran tener un desconocimiento absoluto de la realidad de la isla», dice, «la ley obliga a incluirlos en el proyecto y a hacer un seguimiento de ellos durante las obras».
El grupo progresista del Consell también ha presentado alegaciones al proyecto de ampliación de la vía en las que denuncia, entre distintos aspectos técnicos de su tramitación, que firmará «un efecto barrera» y «partirá la isla en dos partes». También alerta del grave perjuicio que la ampliación de la carretera ocasiona a los propietarios de los terrenos afectados por la obra. Apunta que hay familias que sufrirán su tercera expropiación y que las expropiaciones de 1994 por la anterior ampliación de la carretera se están liquidando en la actualidad. Los progresistas tampoco entienden cómo se las apañan los técnicos del Govern para calcular cuánto tráfico habrá cualquier día de 2027, que es uno de los datos técnicos con los que se justifica la obra. Se preguntan en el escrito de alegaciones a quién beneficia este macroproyecto y da por supuesto que no es a los ciudadanos de Eivissa «ni al frágil territorio de la isla tan castigado y amenazado».