La ocupación turística de Formentera, según los datos facilitados por el Patronat Municipal de Turisme a través de los últimos ocho recuentos realizados en los establecimientos de la isla, evidencian un ligero descenso en el número de clientes. Sin embargo, las cifras no son alarmantes ya que la baja porcentual es pequeña y no adquiere las cifras preocupantes de otros destinos de Balears, en alguno de los cuales existe una honda preocupación. Pese a ello, los niveles de ocupación desmienten la euforia que se desató a finales de junio cuando desde el propio Consistorio, a través del responsable del área, ante una ocupación del 98% a finales de junio, apuntó que en julio y agosto la isla estaría al cien por cien y que sería difícil encontrar una cama.
«Este verano estamos trabajando muy bien -afirmaba a este diario un taxista-, pero no cargamos clientes que pregunten lugares donde alojarse; es una señal de que hay sitio por todas partes».
La sensación de que la isla está más vacía que en años anteriores es general «se ven menos coches en la carretera y muchas menos motos», explicaba a este rotativo un conductor de autobús de línea regular que, por otra parte, aseguraba: «Para nosotros es mejor, aunque seguimos encontrando puntos complicados para pasar o maniobrar por el volumen del tráfico o por vehículos parados o aparcados de forma incorrecta».
Por su parte, el responsable de una importante agencia de alquiler de vehículos reconocía que «se alquilan menos coches y la diferencia sustancial es que antes la mayoría pagaban cash [en metálico] y ahora se tira mucho de tarjeta de crédito y eso es significativo del poder adquisitivo de la clientela».
El último muestreo efectuado por el Patronat Muncipal de Turisme, el pasado viernes, indicaba que las plazas hoteleras presentaban un 88% de ocupación, un punto más que hace un año por las mismas fechas pero cuatro puntos por debajo de la ocupación de la semana anterior. Eso significa que el turismo no está respondiendo a las expectativas de principio de temporada que han obligado a algunos establecimientos a hacer ofertas para poder mantener buenos niveles de ocupación.